Tuesday 20 January 2009

Arrepiéntete!

Te llenaste el bolsillo robando, asaltando, secuestrando y matando personas inocentes. Mataste madres frente a sus hijos que te imploraban no disparar.

Pero llegó el día temido. Llegó ese día que tenías todo y encerrado en tu cuarto, en la mas profunda soledad, lleno de dinero en el banco, de personas que tu crees que te respetan pero en realidad te temen, lleno de propiedades, carros del año, relojes, drogas, mujeres… pero solo… completamente solo. Para que querías tener muchas cosas materiales, si eso no llenó tu espíritu? De qué te sirve que haya manjares en tu casa, si tu corazón seco vacío, con dolor? Después de robar el radio del carro, después de asaltar a la señora que desvalida te entregó su dinero y su celular llorando. Después de ver la cara de nervios de los niños alrededor del padre que asaltaste con pistola en mano. Sin pensar cómo el anciano que te dio el fruto de su trabajo del mes llegará a su casa sin nada…sin nada que ofrecerle a su mujer que lo esperaba con ansia para pagar las deudas. Y esas pesadillas que no te dejan dormir? Era esta la calidad de vida que esperabas? Es esto lo que te hace ser feliz? Algo en el fondo de tu conciencia te dice que no estas haciendo lo correcto. Ser delincuente no te secó el alma pues esa si que no la puedes matar mientras tú respires. Te sientes vigilado por una fuerza mucho más poderosa que la policía o las leyes del país. Te persiguen tus propios demonios. Te sientes acorralado aunque tengas un ejército de asesinos como tú cuidando tus espaldas. Huyes de ti mismo y eso te da miedo pues no tienes donde esconderte. ¿Era eso lo que buscabas en esta vida? ¿Era esa la tranquilidad que querías? ¿Valió la pena? Algo no funcionó como esperaba, pues no estás mejor que antes. Tienes más, pero no estás mejor. No te sientes bienvenido en tu propia casa. No puedes verte en el espejo sin alabarte falsamente pensando que ganaste, pues tu sabes que estás perdiendo. Si algo es una verdad innegable es que todos somos mortales, y así como mataste también morirás. Pero mientras sigas viviendo esa vida, seguiras sufriendo en esta vida… y luego nada. Para qué quieres una vida eterna si en esta no encontraste el bienestar que tanto buscabas cuando te iniciaste en la mara?
Tus compadres y compinches te instan a seguir robando y tu sigues el juego, pero ellos están igual que tu, y siguen el juego… esto es algo que tu no tenías planeado cuando eras un niño, pero la desesperación de tener cosas materiales te llevó a romper cristales de carros, a comprar una pistola, a meterte en una casa, eres miembro de una mara que te obligó a secuestrar.. y has matado, le has quitado la vida y la esperanza a muchos sin pensarlo. Algo que algún día pensaste que no serías capaz de hacer. Sabes en tu conciencia que aunque nadie te agarre y no te metan preso, estás preso en tus pensamientos y en tu propia alma. Sabes que has burlado a la policía y a gente inocente con la pistola de juguete, pero no quieres ni pensar en todas las maldiciones que esa misma gente te envía… pues aun los mas benevolentes sintieron enojo, miedo, rabia y frustración de saber que el trabajo que les costó todo un mes se fue en un minuto a tu mochila. Sin embargo, esta gente a quien robaste siguió adelante… posiblemente ya te perdonó y sabe que su tranquilidad de espíritu no depende de las muchas riquezas obtenidas con rapidez, sino de la satisfacción que da el esfuerzo de haber hecho un buen trabajo y dado lo mejor en su jornada. Ven la felicidad en la risa de sus hijos y su esposa y poder acostarse en la noche con el alma tranquila. La ilusión de perseguir los sueños y de levantarse todos los días agradeciendo por un día más de vida, de salud y de trabajo les da más satisfacción que un reloj nuevo. Hay algo que puedes hacer con esa ansiedad de espíritu que sientes. Algo que puedes hacer para salir de ese sentimiento de soledad y vacío que te ha provocado robar, secuestrar y matar por tener cosas que a la larga nunca te dieron lo que en realidad estabas buscando: tu propia felicidad. Ni la pantalla de plasma que tienes en tu casa, ni las borracheras que te pusiste el fin de semana, ni las noches de lujuria que pagaste con el dinero robado te han llenado. Pues sabes que el precepto no era mentira, Aún en la risa tendrá dolor el corazón, o porque sin leerla te diste cuenta de su sabiduría: “los bienes de prisa adquiridos no son al final bendecidos”. Estás hastiado, y cansado de esta vida que llevas. Es el mejor momento para empezar de nuevo. Arrepiéntete! Pide perdón en el silencio de la soledad…y perdónate. Vuelve a empezar con una nueva vida. Nadie más que tú conoce tu sufrimiento. Y solo tu puedes arrepentirte y encontrar esa paz que tanto estas buscando. No es tarde. “Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación de espíritu.” Tienes el poder de cambiar tu vida, de cambiar esta Bendita Guatemala, solo con ver hacia arriba y de todo corazón pedir perdón… y empezar de nuevo, algo nuevo.

Los costos del subdesarrollo*

Lic. Abraham Samuel Perez / samperez1@gmail.com

Queremos salir del subdesarrollo pero no queremos aceptar que debemos pagar un costo para ello.
Cambiar Guatemala del estado actual a un país moderno, seguro, oxigenado, esperanzador, con oportunidades para todos y con mejor calidad de vida sí es posible. Sin embargo lograrlo no es gratis, no se alcanza de un día para otro ni ocurre por generación espontánea. En ese proceso todos debemos participar, pensar en el largo plazo y pagar el costo. Costo, que como mínimo una generación deberá asumir. ¿Quién por el bien de la siguiente generación querrá sacrificar su corto plazo? ¿Quién prefiere renunciar a algunos beneficios personales si eso significa el bienestar de todos? La premisa en ciertos estratos de la población es resolver el problema individualmente sin pensar en el país como un conjunto. Grave error que nos ha mantenido en un círculo vicioso pero que responde a la racionalidad individual.
El paradigma que el mundo postmoderno nos heredó es que “cada individuo en cada generación se preocupará de sus propios problemas”. El problema es que hoy heredamos un país descompuesto y desarticulado porque la generación anterior no quiso pagar el costo de saltar al desarrollo económico, social, ambiental y humano. El costo de devolverle a Guatemala seguridad, bienestar y desarrollo y despertar su potencial económico no es modesto ni trivial. Se trata de renunciar a beneficios del corto plazo y cambiar la zona de confort de algunos para el beneficio de todos, mañana.
¿Qué implica salir del subdesarrollo? Los costos son altos e implican sacrificios. Costos que van desde el cambio de hábitos individuales, la erradicación de nuestros paradigmas, el rompimiento de prácticas de amiguismos en el gobierno, en nuestro lugar de trabajo o estudio y el conformismo. Queremos salir del subdesarrollo pero damos y pedimos copia en los exámenes, copiamos los trabajos de investigación del Internet, pedimos favores porque tenemos conectes en el gobierno o en alguna institución, excluimos y nos discriminamos entre nosotros, nos reímos de que se cuelen en la cola e insultamos a quien nos está pidiendo vía para poder pasar. Queremos salir de la situación obscura pero no estamos dispuestos a pagar los costos en términos económicos, como el pago de impuestos o elevar las condiciones de trabajo y el salario en nuestras empresas o el costo de reducir el impacto ambiental y social a nuestro entorno. No estamos dispuestos a pagar el costo de denunciar ante las autoridades el abuso de algún funcionario o empresario. Nos quejamos de la inseguridad y de la pobreza, nos quejamos de la ignorancia y de la mediocridad. Nos quejamos de la incapacidad de algunos políticos y del abuso de otros. Calladamente nos quejamos del mal servicio de muchas empresas y de los accidentes del transporte extraurbano. Nos quejamos de la deforestación y del narcotráfico. Nos quejamos con toda razón y deseamos vivir en un mejor país. ¿Estamos dispuestos a pagar el costo de salir de esta situación o nos mantenemos conformistas pagando la factura del subdesarrollo con intereses en el tiempo?
Costos para salir del subdesarrollo implican e incluyen el costo de ser correctos en nuestro actuar. El costo de hacer las cosas mejor cada día. El costo de firmar una licitación no transparente en el gobierno o desviar fondos a empresas familiares o de amigos. Los costos del subdesarrollo se pagan ya sea con dinero, con limitaciones y con el rompimiento de practicas mediocres, ejerciendo además nuestros derechos como ciudadanos o se paga con inseguridad, inviabilidad, ignorancia, polución, exclusión, mediocridad, abusos, corrupción, miedo y muerte si no hacemos nada.
Una persona consciente y con visión sabe que renunciar a algunos beneficios del corto plazo vale la pena pues es más costoso a la larga vivir en un país próximo a ser inviable. Al final del día los problemas sociales se convierten en costos individuales.
Las alternativas que tenemos son pocas: Vivir en el subdesarrollo y pagar los costos que conlleva (que ya estamos pagando y que pueden ser aún peores) o asumir el costo de saltar al desarrollo y heredar un mejor país a las siguientes generaciones. El costo de vivir en un país desarrollado puede que sea grande. Pero el de vivir en un país subdesarrollado es aún más alto y peor aún: permanente.
* Profesor de Economía en el Lester B. Pearson College, Victoria, Canadá

Salvar a Guatemala

Por: Samuel Perez-Attías[1]
Samperez1@gmail.com
Pobre aquél que por salvarse a sí mismo no se da cuenta que condena a sus hijos.

Juana nació en Senahú. Allí no existen escuelas privadas pues la gente es tan pobre que no puede pagar. Saber leer se lo debe a la escuela pública que pagamos con los impuestos. Manuel trabaja como mecánico automotriz en un taller de su municipio; sus estudios fueron en el Intecap al subsidiamos con nuestros impuestos. Anita vendía tortillas. Por no poder pagar hospital privado perdió a su bebé por complicaciones del embarazo. El centro de salud no contaba con suficientes recursos para atenderla. Luis llegó a conseguir un puesto en el Congreso por su apoyo en la campaña política. Todos los carros de la oficina de Gobierno son llevados al taller de su propiedad prosperando en su negocio con nuestros impuestos. Licitó corruptamente con 3 cotizaciones ficticias que algunos talleres de barrio le hicieron a cambio de “favores”. A Luis le pagamos su sueldo con nuestros impuestos. Manuela vende droga en la calle. No tenía muchas opciones para salir de la miseria. Hoy vive en una casa grande. Sus hijos van a un colegio privado; a ella no le interesa que estudien una carrera pues “En el negocio de las drogas se gana más y no se pagan impuestos”. Andrés nació en la zona 15. Recibió educación privada y estudió Administración. Hoy tiene una farmacia. Le molesta que hablen mal del Estado pues sabe que es la única forma de desarrollar Guatemala, pero también le da rabia que quien llega al Gobierno se robe el dinero que debiera servir para componer la situación. Piensa: “los corruptos no se dan cuenta que están sembrando mas problemas, más violencia y más pobreza. A la larga, todo se devuelve”.
Anita sigue vendiendo tortillas. No pasará de ganar 50 quetzales al día pero le da miedo quedar embarazada y perder otro bebé. Manuel trabaja en un taller de barrio y gana 2,300 al mes. No hay posibilidad que le ajusten el sueldo a la inflación. (El año entrante comprará 10% menos que hoy). La sociedad no se pregunta hacia donde va. “Lo importante es salvarse a sí mismo”. Los jóvenes ven un país desangrarse y creen que es normal y que pasa en todo el mundo. Cada quien sobrevive como puede, y peor aún, cada quien cree que salvándose a sí mismo su futuro va a cambiar. Mientras tanto, en Canadá, John, Christian y Elena, quienes nacieron en familias distintas, van a la misma escuela pública, reciben excelente educación y los servicios de uno de los mejores sistemas de salud pública del mundo. Sus padres son funcionario público, ejecutivo de negocios y plomero respectivamente. En la calle existe seguridad, parques y la gente se cuida entre sí. El dinero que reciben después de pagar impuestos les es suficiente incluso para ahorrar y viajar el próximo verano. Se ven entre ellos como hermanos canadienses y viven en uno de los países más desarrollados del mundo. En Guatemala, el hijo del diputado corrupto también viajará este año, pero cuando regrese tendrá que blindarse y seguir viviendo en uno de los países más violentos del mundo. Seguirá viendo a los demás guatemaltecos como su competencia o sus enemigos y pensando que por ello “es más”.
Hay quienes condenan al Estado Benefactor que se vive en Canadá porque se pagan muchos impuestos y el Estado es fuerte. “Que cada quien sobreviva como pueda” es la consigna. No se dan cuenta que en una sociedad con tantas desigualdades como el nuestro, “salvarse a sí mismos” no es suficiente para salvar Guatemala.
[1] Economista Landivariano. Profesor de Economía en el Lester B. Pearson College, Canadá

No hay parranda sin resaca

Samuel Perez

Se dice aquí en el Norte que si alguien no disfruta de las fiestas son los economistas. El motivo es que los economistas vemos la correlación del nivel de la parranda con la profundidad de la resaca del día siguiente.
En otras palabras, toda consecuencia tiene su costo. El sacrficio de hoy es el gozo de mañana, pero lo contrario también es cierto. Quisiera expresar este mismo concepto en relación al costo que conlleva vivir en un país subdesarrollado como Guatemala.
Guatemala es una serie de contradicciones: Luces en el cielo y arboles navideños alumbran las calles mientras 4 de cada 10 niños están desnutridos. Se escuchan mensajes de paz y armonía en la radio y somos uno de los más altos índices de violencia de América. Las vitrinas llenas de ofertas y productos, y 6 de cada 10 personas reciben de ingresos menos de 2 dólares al día. Vivimos encerrados en las casas deseando que el mesías venga a salvarnos cada 4 años.
Estos son los costos de vivir en un país subdesarrollado.
Nos quejamos del trafico, nos quejamos de la baja productividad, nos quejamos de la basura en las calles, nos quejamos de la violencia, nos quejamos de la corrupción y de la mediocridad, nos quejamos con toda razón. Pero será que nos hemos puesto a pensar que lo mencionado son consecuencias del subdesarrollo? Hartos estudios indican los beneficios de la educación en términos de espaciamiento de embarazos, de productividad, de convivencia en armonía, de respeto a las leyes, de participación democrática, de cohesión social, de limpieza y respeto al entorno ambiental, cultural y social. Otros estudios respetables correlacionan los índices de desigualdad económica y de bajos niveles de desarrollo humano con las practicas violentas, con la delincuencia y con los bajos estándares de calidad de vida.
Queremos salir del subdesarrollo pero las mayorías no queremos aceptar que debemos pagar un costo para ello.
Qué implica salir del subdesarrollo? Los costos son altos e implican sacrificios. Costos que van desde el cambio de hábitos individuales, la erradicación de nuestros paradigmas, el rompimiento de prácticas de amiguismos en el gobierno, en nuestro lugar de trabajo o estudio. Queremos salir del subdesarrollo pero damos y pedimos “copia” en los exámenes, copiamos los trabajos de investigación del Internet, pedimos favores porque tenemos “conectes” en el gobierno o en alguna institución, excluimos y nos discriminamos entre nosotros mismos, nos reímos de que otros se cuelen en la fila e insultamos a quien nos está pidiendo vía para poder pasar.
Queremos salir de la situación obscura pero no estamos dispuestos a pagar los costos en terminos economicos, como el pago de más impuestos, o elevar las condiciones de trabajo en nuestras empresas. No estamos dispuestos a pagar el costo de denunciar ante las autoridades el abuso de algun funcionario o de algun empresario. El costo que implica caminar con integridad y procurar ser correcto en nuestro actuar. El costo de querer hacer las cosas mejor cada día.
El costo de la humildad, el costo moral de no cumplir las leyes, de tirar un papel en la calle o de evadir millones al fisco. El costo de firmar una licitación no transparente en el gobierno o desviar fondos a empresas familiares o de amigos. Esos costos se reflejan en el país en que vivimos actualmente.
Estas fechas de fin de año nos debieran hacer reflexionar sobre nuestra disposición de salir del subdesarrrollo.
Las alternativas que tenemos son pocas: Vivir en el subdesarrollo y pagar los costos sociales (que ya estamos pagando y que pueden ser aún peores) o asumir el costo de saltar al desarrollo y heredar un mejor país a las siguientes generaciones. No hacer nada y seguir cavando el pozo que hemos cavado en las ultimas décadas o asumir una actitud madura y de sacrificio como una generación para cambiar el país.
Recordemos que la resaca es directamente proporcional al nivel de la parranda y hasta ahora, muchos chapines viven el costo de la goma sin siquiera haber asistido a la parranda.

CAPTURA DEL ESTADO

Por: Abraham Samuel Perez Attías[1]
Samperez1@gmail.com

El estudio de Hellman y Kaufman realizado en sept. 2001 muestra evidencia de la captura del Estado en 22 Economías en Transición, incluida Guatemala.
Por captura del Estado entendemos los intentos de las empresas para influir en la formulación de las leyes, las políticas y la reglamentación del Estado a cambio de pagos ilícitos —con carácter privado— a los funcionarios públicos. El Estado puede estar capturado por grandes empresas, estructuras oligopólicas, el narcotráfico o todas las anteriores a la vez.
Al final del día, lo que se tiene es al aparato público en función de pocos. Esta forma de corrupción aunque sea común y evidente, es difícil de comprobar en términos legales, pues las decisiones discrecionales de los funcionarios públicos, hacedores de leyes y/o de políticas son opacas.
La ética del funcionario publico adquiere una dimensión fundamental aquí; ese concepto que todos escuchamos pero que pocos nos atrevemos a practicar pues el modo de pensar dominante en Guatemala es que quien hace las cosas apegadas a la ética es un santurrón o peor aún, un estúpido. El Estado capturado por poderes paralelos debe ser liberado por funcionarios valientes, correctos, éticos; capaces de romper la estructura asquerosa de la corrupción enquistada en todos los estratos. Erradicarlo desde la familia, donde el niño mira al padre darle mordida al policía, hasta el empresario que ofrece beneficios al diputado que realiza leyes a favor de cierta industria o el funcionario que utiliza los recursos para cierto grupo.
Las teorías sobre las decisiones públicas en función del interés personal pueden ir más allá de lo que se plantea como el fracaso del Gobierno. Un funcionario público puede encontrar satisfactores personales más allá que el dinero que en el corto plazo puede obtener con una decisión anti-ética o que dañe al resto de la población. Satisfactores que muchas veces son difíciles de cuantificar pero que a la larga otorgan bienestar individual, como la seguridad publica, un ambiente limpio y sano, una población educada y sus consecuencias sociales, las consecuencias de mejorar el acceso a oportunidades de todos los guatemaltecos(as), etc.
El pasado 29 de febrero de 2008 la Primera Dama recibió un donativo de 10 mil estufas con sus respectivos cilindros de gas por parte de la empresa TOMSA..
Según el Vicepresidente: “El gesto de TOMSA es un ejemplo para los empresarios para que se unan a los esfuerzos del Gobierno en su lucha contra la pobreza y se brinde la oportunidad de desarrollo a las familias guatemaltecas”./(Diario de C.A.)
Es necesario aclarar el trasfondo económico de este gesto que aparenta ser benévolo.
El negocio de Tomsa no es la venta de estufas o cilindros de gas, el verdadero negocio es la venta de gas propano. El consumidor adquiere el suministro de gas de acuerdo a la instalación de gas que los aparatos exijan. Es decir, las empresas de gas atan al consumidor a comprar su marca. Esto no tiene nada raro en la dinámica de un mercado de competencia imperfecta. En Guatemala existen tres grandes distribuidores de Gas que son TOMSA, ZETAGAS y DAGAS. La industria de gas en el país es un Oligopolio, lo cual explica que quieran competir diferenciando su producto y no caer en una guerra de precios.
Casualmente es esa misma empresa (Tomsa) la que presta un Avión al Presidente Colom para sus viajes oficiales. Los economistas decimos que “no hay almuerzo gratis”, en otras palabras, los altos costos de prestar un Jet deben ser pagados de alguna forma en reciprocidad a la empresa que lo hizo. (Solo el viaje a brasil costó unos US$30,000)
Curiosamente la empresa que le presta el avión al presidente es también la que dona 10,000 estufas con su respectivo cilindro de gas (probablemente la donación los exime de pagar el equivalente en impuestos), le dan herramientas a la oficina de la primera dama para quedar bien con la población pobre, (populismo) y a la larga están amarrando a los nuevos hogares que reciben el donativo a consumir una exclusiva marca de Gas. Técnicamente el concepto se denomina “Captura del Estado”, en idioma coloquial tiene un nombre: Corrupción solapada.
La captura del Estado en Guatemala es muy fuerte. Hay muchos mas casos. Una economía sana debe liberarse de las ataduras de las imperfecciones del mercado y con acciones como las de donar estufas de determinada marca solo se está acrecentando la dependencia a determinado proveedor de gas. Va en contra de la libre competencia, va en contra de una economía de mercado sana y va en contra del desarrollo a largo plazo del país.
Tomsa, siendo una empresa de capital extranjero repatriará sus ganancias fuera del país. Crear una dependencia a dicha mega empresa provoca nuevas barreras de entrada a potenciales competidores guatemaltecos que desearían entrar a la industria. La donación de estufas es algo así como decretar una ley en la que los consumidores solo pueden utilizar determinada marca de gas. Eso no es libre mercado, ni lo que otros confunden con Mercantilismo. Lo que tenemos aquí es un claro ejemplo de un Estado Capturado.
Cuando el funcionario se da cuenta del poder con que cuenta para cambiar el rumbo del país, cuando el político, el hacedor de leyes, el alcalde, el tomador de decisiones publicas, comprende que en sus manos está también satisfacer otras necesidades que van más allá que el beneficio de su bolsa, que en sus manos está dejar un mejor o peor mundo para que sus hijos vivan. Cuando estos personajes comprendan que pueden ganar más, pasando a la historia como las personas que sacaron a Guatemala del pozo profundo en que se encontraba. Cuando puedan decir abiertamente, que no aceptaron un regalo de un proveedor y cuando la sociedad premie a este funcionario por su valentía. Allí, allí veremos la luz al final del tunel.
[1] Profesor de economía en el Lester B. Pearson College, Canadá

De crisis económicas, instintos animales y el Gran Hermano

Por: Abraham Samuel Perez


Aunque las condiciones de la depresión de 1929 eran distintas a las actuales, en un mundo globalizado y altamente interdependiente la fiesta que tuvieron los gringos puede provocar una resaca muy dolorosa incluso a quienes no fuimos a la parranda. Reny Bake mencionó en su columna algunos impactos en Guatemala por nuestra intima relación con dicha economía: menor demanda en bienes y servicios chapines y el consecuente shock en los ingresos y en el empleo guatemalteco, la pérdida de empleos en los USA, menor envío de remesas y el retorno de inmigrantes, entre otros problemas que nos salpican. Recordemos que aprox. un 40% del consumo global es gringo, por lo que muchas economías en el mundo están también con escalofríos y la boca seca. El Crash en la bolsa en los años 30 produjo una caída en la producción y el empleo en varios países del mundo. En dos platos: Al caer el consumo se deja de producir, lo que provoca desempleo y menos ingresos individuales y por ende menos consumo, desencadenando un círculo vicioso. En la crisis de los 30 el shock cayó por sorpresa a los tomadores de decisión. John Maynard Keynes propuso la intervención del Gobierno en la economía, en un contexto donde se apostaba únicamente a las leyes del mercado. La novedosa y aún cuestionada intervención Estatal tuvo además de un objetivo económico, un objetivo social mediante la reestructuración institucional, donde se incluyó la seguridad social, la regulación financiera, un ajuste en la producción agrícola y la creación de empleos por parte del gobierno, entre otros. (Se sabe de personas que eran contratadas para espantar palomas en los parques para reactivar la economía). El New Deal de Franklin D. Roosevelt que generó unos 8.5 millones de empleos, comprendía políticas proteccionistas e intervencionistas para rescatar la economía, incrementando la producción, el empleo y la estabilidad de precios. No olvidemos que fue además fue el contexto previo a la II Guerra Mundial. A diferencia de entonces, la intervención del Gobierno de Bush en la crisis actual es que apunta a “salvar” al sistema financiero, lo cual beneficia directamente a algunos grandes capitales e indirectamente a la economía en general.
La fiesta en los EUA consistió en una orgía de consumo desmedido e irresponsable y un endeudamiento individual desenfrenado. Esto enviaba señales a los oferentes a seguir produciendo e importando del resto del mundo, otorgando a la vez más créditos y vendiendo bienes y servicios aún encima de la capacidad productiva de la economía. La burbuja benefició a los Chapines: Las exportaciones a los USA mostraron una tendencia al alza durante los últimos años. La gente allá hipotecó su casa, su carro, gastó a más no poder con tarjetas de crédito que les regalaban sin tener garantías y a tasas de interés altas. No les importó. “Consume y consume” fue la consigna. El instinto animal que Adam Smith apuntaba hace ya 300 años se soltó ferozmente y tomó inercia. El homo economicus al querer tener más se exacerbaba olvidando un sabio proverbio que nos dice que “los bienes de prisa adquiridos no serán al final bendecidos”. Aunque con algunas diferencias a la situación actual, la gran depresión de los años 30 dejó algunas lecciones. Debemos tomar en cuenta que hoy los policymakers en EUA tienen la experiencia de ese entonces y existen herramientas para salir a flote.
El sistema capitalista no ha muerto pero nos deja pensando… ¿Será que la especie humana podrá controlar alguna vez ese “instinto animal”? ¿Se requerirá siempre que salga el “Gran Hermano” a rescatarle cada vez que los demonios se escapan? ¿Cuándo será demasiado tarde?

Crecimiento o Desarrollo II

Crecimiento, Desarrollo y Calidad de Vida
Por: Lic. Abraham Samuel Perez-Attías[1]
Cuando el crecimiento económico no se traduce en calidad de vida debe revisarse críticamente la estructura que sostiene al mismo.
Los indicadores de producción anual (PIB) que comparamos en el artículo anterior posicionan economías emergentes como Brasil y México por encima de Canadá y Noruega. A pesar de ello Noruega sostiene el segundo lugar de 177 países en el Indice de Desarrollo Humano, Canadá el cuarto y Suiza el 7º. México el puesto 52, Brasil el 70 y Guatemala el 118.
Guatemala produce en términos absolutos más que Costa Rica y que El Salvador, pero se encuentra en Desarrollo Humano por debajo de ambos. El más bajo de C.A.
Así las cosas, no se trata únicamente de crecer. El crecimiento económico debe convertirse en calidad de vida para los habitantes.
Algunos países considerados como los mejores lugares del mundo para vivir cuentan con otros indicadores interesantes. Canadá, por ejemplo, tiene una carga tributaria del 32% y Suiza del 22% del PIB[2]. Sin embargo el ranking de estos países en el índice de libertad económica son el 4º y 5º lugar de 144 países respectivamente. Suiza está en el 2º lugar de competitividad a nivel mundial, después de los EUA, y Canadá en el 13º. Esto evidencia que un Gobierno fuerte no riñe con la libertad económica ni con la competitividad. Es importante también poner en la mesa de discusión que los ingresos tributarios no necesariamente por ser grandes proporcionalmente reflejan la efectividad de la inversión pública. Más impuestos no se traducen automáticamente en desarrollo mientras exista corrupción, ineptitud y/o un Estado capturado. Finalmente, otro indicador poco comprendido es el coeficiente de Gini, que mide cómo los ingresos de un país se encuentran distribuidos en la población. Este, como los indicadores anteriores se construye con datos matemáticos objetivos. Mientras más cerca de 1 refleja más desigualdad a nivel macro. Guatemala presenta un Gini de 0.55 pero tanto Suiza como Canadá: 0.33. Talvez esto tenga alguna relación con el IDH, talvez no. Definitivamente un Gini alto no significa distribuir miseria como erróneamente refieren quienes no lo comprenden. Sin embargo, un estudio publicado en el Canadian Journal of Criminology, muestra que existe una correlación positiva entre un Gini bajo y una baja tasa de criminalidad, especialmente en homicidios. Todos sabemos que una sociedad donde las diferencias de ingresos no son tan abismales tiende a ser una sociedad más sana en términos de calidad de vida. Es peor cuando quienes tienen menos sufren desnutrición o carecen de acceso a salud, educación y de oportunidades de salir de la miseria.
Las preguntas urgentes en las que debemos reflexionar los Guatemaltecos, sobre todo los más jóvenes son, entre otras: ¿Es calidad de vida… ….tener casa y dos carros parqueados, comer en restaurantes de lujo, si vivo con temor a ser secuestrado, asaltado o baleado en la calle? ¿…tener ahorros en el banco si tengo que vivir encerrado?. ¿…tener bicicletas si no puedo salir a la calle porque el tráfico, la delincuencia y las condiciones ambientales son desastrosas?, ¿…ver edificios modernos a 45 minutos de donde los niños son desnutridos?, ¿… que un guatemalteco promedio tenga 4 años de educación primaria?, ¿…que al presentar mi pasaporte en cualquier lugar del mundo me vean como delincuente?, ¿De qué sirve ser un “alto funcionario publico”, si mis hijos me verán como quien tuvo la oportunidad de hacer algo por el bien de ellos y lo único que se tuvo fue una gran cuenta en el banco, mal habida, y viviendo en un infierno de sociedad?
El desarrollo tiene un costo. Pero es más alto el que se paga por vivir en el subdesarrollo. Así como la sumatoria de bienestares individuales eventualmente podría ser el bienestar colectivo, lo contrario también es verdad. Si vemos la realidad del país, pesa más la pobreza, la miseria, el analfabetismo, la insalubridad y las bajas condiciones de vida. Crecer económicamente es necesario, más no suficiente.
[1] Profesor de Economía en el Lester B. Pearson College of the Pacific, Victoria BC.
[2] OECD 2005

¿Crecimiento o Desarrollo?

Un error común es confundir el Crecimiento Económico con el Desarrollo de un país.
Aunque ambos conceptos se complementan, distan mucho de ser sinónimos. La perspectiva que regularmente se hace sobre el crecimiento económico es además de simplista, poco entendida por la mayoría de los arquitectos de políticas públicas y tomadores de decisión, más aún por el ciudadano de a pie.
El crecimiento es un medio para alcanzar el desarrollo, y este último puede convertirse en el detonador de un círculo virtuoso: A más desarrollo puede darse más crecimiento. Todos sabemos que el Crecimiento Económico es la medición del incremento de los ingresos brutos en un país. Se mide usualmente como una tasa basada en el incremento del PIB entre un período de tiempo y el siguiente.
Generalmente nos alegramos cuando la proyección de crecimiento económico es positiva. Un 4% de crecimiento económico el año pasado fue motivo de fiesta para muchos guatemaltecos. Sin embargo debemos ver la película con un poco más de detalle. El crecimiento económico no es un indicador suficiente de la prosperidad de las personas que viven en el país. El crecimiento económico se mide en función de la productividad de un país (cuanto se produce en el tiempo) y el desarrollo humano se mide con muchas otras variables, como la calidad de vida y su sostenibilidad en el tiempo para garantizarla a las futuras generaciones. (Desarrollo Sostenible).
Una forma de medir fría y técnicamente el desarrollo es a través del Índice de Desarrollo Humano (IDH). Este índice, elaborado por la ONU permite comparar entre países sus niveles de desarrollo tomando en cuenta tres factores fundamentales: La educación, la salud y los ingresos de las personas, a través del PIB per cápita. Sin embargo, este último dato tampoco nos dice mucho ya que es la simple división entre lo que produce el país en un año entre la población. Por ejemplo, el año pasado, cada Guatemalteco ganó $4,568 según los datos de la tabla. Por ser un promedio, no se está ponderando la distribución real de dicho ingreso. Realmente, algunos ganan mucho más y otros mucho menos.
Para ello existe otro indicador: El coeficiente de Gini. Este nos dice cómo están distribuidos los ingresos de las personas en el país. Si el coeficiente está más cerca de 1 (o del 100%) es que existe una absoluta desigualdad, una persona recibe todo el ingreso. Cuando el coeficiente está más cerca de Cero es que el ingreso está cada vez distribuido mas homogéneamente entre la población. Un Gini de 0 sería una especie de sistema comunista en donde la población recibe en igual proporción todo lo que el país produce. Esta situación ni es deseable ni es factible en una economía mixta, mucho menos en una economía de libre mercado. Sin embargo, algunas economías, como Noruega, Suecia o Canadá han procurado mejorar la distribución entre la población pues saben que en un país con desigualdades marcadas y donde quienes tienen poco están en situación de miseria provoca situaciones sociales de inestabilidad, y consecuencias poco saludables para vivir en comunidad. Vea que los Estados de Bienestar que cuentan con los más altos índices de desarrollo humano son los que cuentan con índices de Gini más bajos aunque su producción no sea tan grande en términos absolutos. Colombia o Brasil que producen más que Noruega tienen IDH más bajos y Gini altos. La tabla presenta una serie de indicadores de países seleccionados que al compararlos, están por encima o debajo de Guatemala. Cuando medimos la producción total en Guatemala en el año 2007 (el PIB) somos la posición 6 de esos 10 países. Sin embargo al ver el índice de Gini vemos que Guatemala se encuentra entre los más bajos de los presentados y tenemos el puesto 118 en IDH. Canadá está en la posición 4 y Noruega el 2º lugar de 177 países medidos a nivel mundial. Podemos decir que crecemos económicamente, pero si eso no se traduce en calidad de vida no estamos desarrollándonos.
El crecimiento económico no es suficiente para desarrollar al país. Cuando existen asimetrías tan grandes, surgen problemas que hacen que vivamos aislados y temerosos, provocan que vivir en comunidad sea un lastre y un peligro para las futuras generaciones.
En la siguiente entrega hablaré de algunas formas que existen para solucionar estos problemas, utilizando evidencias de otros países que han demostrado éxito en alcanzar el desarrollo.

[i] Profesor de Economía en el Lester B. Pearson College of the Pacific, Canadá

Thursday 15 January 2009

Fatídicos 2.5º Centígrados

Lic. Abraham Samuel Perez / samperez@url.edu.gt
2.5º Celsius más en el planeta, produciría cambios fundamentales en el ecosistema global. Según el IPCC[1] esto sucederá en el 2040 si no se hace nada hoy.
El calentamiento global es una realidad. Existe suficiente evidencia irrefutable del calentamiento global que negarlo es tan absurdo como negar la redondez de la tierra. En lugar de negar la evidencia empírica consensuada por más de 2500 científicos de más de 130 países, el tema debe abordarse desde otras perspectivas: ¿Cómo impactará dicho fenómeno en la vida sobre el planeta?, ¿Estamos preparados como humanidad para adaptarnos a los cambios en el ecosistema, consecuentes al efecto invernadero y el incremento de la temperatura media del planeta?, ¿Cuáles son los costos netos de mantener la actual tendencia en el aparente irreversible aumento de la temperatura global? Si la causa es la utilización de combustibles fósiles, ¿qué costos y beneficios conlleva la reducción en su uso y las eventuales alternativas de generación de energía? ¿Existen soluciones? El IPCC propone que para reducir los fatídicos 2.5ºC debe eliminarse al menos el 80% de emisiones de Co2 para el 2040. ¿Es eso posible?
El sesgo político e ideológico hace que el debate adquiera dimensiones a veces ridículas, como negar caprichosamente la evidencia con argumentos aislados o ataques personales, llamando “eco histéricos” a quienes se pronuncian sobre el tema. En el otro extremo, se han sobredimensionado los efectos del calentamiento global a niveles amarillistas.
Pareciera que el tema del calentamiento global responde a una estrategia global para cambiar el uso de combustibles fósiles hacia otras alternativas. Al final del día, un tema económico en el cual se está convenciendo paulatinamente al rechazo de la generación de energía fósil y con ello iniciar la transición a fuentes alternas, con todo lo que esto represente en materia geopolítica y económica. No debe dejarse a un lado la inminente reducción de las reservas mundiales de petróleo en el mediano plazo. La tasa de uso del petróleo per cápita ha sido mayor que la tasa de producción de dicho insumo; y si es efectivamente cierto que en menos de 100 años casi hemos terminado la mitad de la producción mundial de petróleo, es justo ahora el momento para iniciar la transición a fuentes alternativas de energía. El argumento del calentamiento global puede ser la mejor excusa para que, por el lado de la demanda, la población mundial decida cambiar voluntariamente a alternativas energéticas a través de sus decisiones individuales. Por el lado de la oferta, los grandes productores de bienes dependientes de fuentes energéticas fósiles tuvieron suficiente tiempo para desarrollar su estrategia de transición en los productos y mantener la cuota de poder de mercado ahora con productos alternativos. Ej. Carros híbridos. Las fuentes de energía alternativa, son un substituto al poderoso oro negro que si antes no fueron desarrolladas, hoy son codiciadas y promovidas en todo el mundo. El calentamiento global es evidente. El error es la forma cómo se ha abordado el debate. Deben evaluarse sus causas, sus consecuencias así como los motivos del súbito apoyo político mundial hacia el tema. No debe descartarse que el calentamiento global, más allá de sus dimensiones ambientales, tenga un trasfondo geo-político y económico en cuanto al delicado tema energético en el mundo postmoderno. ¿Que papel juega Guatemala en este asunto del cual cobardemente escondemos la cabeza? Una pregunta que debemos contestar.
[1] Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, por sus siglas en Inglés.

Thursday 1 January 2009

CRIMEN Y CASTIGO

Por. Lic. Abraham Samuel Perez / sperez@pearsoncollege.ca

Casi dos años después de haber publicado una columna con este título y debido a las circunstancias de país que han empeorado en materia de seguridad ciudadana, transcribo parte de ella, pues considero que los conceptos sirven de insumos ante el actual debate de la pena de muerte.
Mucho del comportamiento humano ha sido explicado desde la óptica económica. El principio de racionalidad económica, supone que las decisiones que toma una persona así como las acciones que realiza están en función de maximizar su beneficio, minimizando costos, de acuerdo a lo que esta persona pondere como beneficio y como coste. En ese contexto, el Nóbel de Economía ‘92, Gary Becker plantea en su publicación “Crimen y Castigo”, una aproximación económica de la delincuencia. Fundamentalmente, su método se basa en que los delincuentes hacen un análisis racional de los costos y beneficios que conlleva delinquir sobre lo que le tomaría el realizar actividades productivas dentro del marco legal. Entre los costos que el delincuente evaluaría están la probabilidad de ser aprehendido, las penalidades y la severidad del castigo, así como saber si la ley se hará cumplir. Los beneficios que éste recibe por cometer un delito incluyen los tangibles: la retribución económica que ganaría al cometer el ilícito y los intangibles, que podría ser la satisfacción emocional si el delincuente es amante del riesgo o las señales de poder que puede generar el actor en un entorno específico. Así, desde la óptica económica, los castigos que penalicen fuertemente las acciones delictivas son necesarias para desincentivar al homo economicus, que busca maximizar sus beneficios al mínimo coste robando, secuestrando e incluso asesinando y violando. Para él es un buen “negocio” si no existen motivos que le disuadan continuar con estas practicas. El terrorismo podría incluirse en este análisis. Urge entonces desincentivar al criminal empezando con las leyes que le castiguen duramente así como con el importante efecto-demostración de acciones policíacas fuertes e instituciones judiciales que hagan que las leyes se cumplan con prontitud y eficiencia. Si ve que no puede ser aprehendido o que no existen penas para su delito, continuará realizándolo impunemente. Bajo esta premisa, el ser humano no es “bueno” o “malo”, pues esto respondería a escalas de valores según el punto de vista individual y consecuentemente relativo. El comerciante de drogas, el secuestrador o el marero, responderán al principio de evaluar costos y beneficios, no a una escala de valores. Si les resulta menos costoso dedicarse a la delincuencia por no existir castigos, instituciones débiles y poca capacidad para ser aprehendido y condenado, continuará con dicha actividad productiva y económica. Al final del día tiene todos los incentivos a su favor para actuar así. La pena de muerte es un poderoso disuasivo.
*Desterremos la mediocridad: El ministro de cultura en sus recientes declaraciones a la prensa ha mostrado que lo que natura no da, salamanca no presta. Peor aún, las actividades del Ministerio de Cultura y Deportes que veremos antes de los 100 días saben a populismo y no corresponden al POA del Ministerio para este año. Los chapines ya no somos ignorantes. Si no le es posible articular una política nacional de cultura y arte es necesario prescindir del actual ministro. El país ya no está para desperdiciar los recursos en pan y circo.

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