Friday 1 February 2008

Antes que el barco se hunda…
por: Lic. Abraham Samuel Perez / samperez1@gmail.com
La película Titanic tiene una escena memorable: Cuando el barco se hunde la gente, desde los botes salvavidas ve hundirse sus pertenencias y bienes, muchos ven a sus familiares ahogándose y con impotencia lo único que han logrado es salvarse con lo que llevan puesto. Al final del día, todos iban en el mismo barco, hacia el mismo rumbo, pero el choque afectó a todos por igual. Los barcos necesitan que toda la tripulación reme hacia el mismo puerto. Aunque el capitán guíe la nave, los tripulantes saben a donde van. Sin importar que el tiempo sea favorable o desfavorable la brújula marca el rumbo. Los pasajeros, cada quien con su agenda propia, también son vulnerables a un hundimiento. Aunque cada quien se preocupe de tener el mas lujoso camarote, va a cuidar que no haya ninguna fisura que produzca una tragedia. Guatemala puede compararse con un barco que tiene problemas y es necesario corregir. Se necesita un cambio radical en los fundamentos que se tienen como sociedad y como nación. Por ejemplo: ¿Sabemos donde estará Guatemala en 30 años? Los japoneses, canadienses o surcoreanos si lo sabían hace 30. Y hoy, siendo potencias económicas, siguen estableciendo nuevos nortes en donde cada miembro de la sociedad participa para llegar al puerto establecido, y dentro del mismo país cada uno establece su propia meta personal. Puede ser que en Guatemala debamos empezar por delimitar el rumbo y el destino. Preocuparnos por establecer el norte antes de pensar en el trayecto. Guatemala necesita fortalecer sus instituciones y también necesita un cambio de actitud individual hacia objetivos comunes, reales, y alcanzables. Un objetivo común puede ser que cada persona tenga las capacidades y oportunidades para alcanzar su propio objetivo personal. Si lo perfecto riñe con lo posible no esperemos del próximo gobierno perfección o milagros, pero sí el asiento de bases. Acciones que en cuatro años sean como las semillas que al cosecharse generen condiciones adecuadas para que en el mediano plazo los índices de violencia y delincuencia disminuyan radicalmente y las oportunidades de emprender y de trabajo se incrementen. Que el crecimiento se traduzca en desarrollo. Esto significa, cambios a lo interno del gobierno y en las estructuras de poderes paralelos. Guatemala hoy no necesita un buen candidato, necesita al mejor equipo de personas con capacidades, ideales, valentía y compromiso de utilizar su tiempo, sacrificar intereses propios, aportar sus ideas, y trabajar en función de cambiar el status quo. Este reto implica sacrificar el bienestar de corto plazo para establecer bases sólidas y un nuevo paradigma para que en el mediano y largo plazo las siguientes generaciones continúen la dinámica. De allí la importancia de que los candidatos sepan de indicadores como los que se presentaron hace días en el examen que hizo Prensa Libre. Guatemala necesita establecer el rumbo, y al mismo tiempo, que todos nos comprometamos a navegar hacia él. Un compromiso individual que rinda frutos colectivos, en donde todos rememos hacia la misma dirección y giremos el rumbo de este barco, que como el “Titanic” da, peligrosamente, señales de alarma.

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