Tuesday 18 October 2016

¿Cuál Revolución?

                             ¿Cual revolución?

         RevoluciónCambio importante en el estado o gobierno de las cosas
¿Empresarios vs Gobierno? ¿Qué tipo de debate es ese? Ni las y los “Empresarios” en genérico son culpables ni el “Gobierno” en genérico es el culpable. El problema es generalizar cuando se trata de buscar "culpables" de la situación del Estado de la Nación.
El  debate de fondo surge cuando pocos/as empresarios concentran el poder económico y político desde lo que se denomina Oligarquía. El problema también es cuando los/as gobernantes tienen agendas particulares de beneficio propio y/o son cooptados por intereses que no responden a un modelo de desarrollo en función del bienestar de la mayoría de la población. Y aunque el juego Democrático precisamente es ejercer en la arena política presiones para favorecer a grupos organizados, la pregunta no es a quién debe servir el Gobierno sino a qué objetivos. Objetivos que deben ser los fines a alcanzar de acuerdo a un nuevo modelo de desarrollo que es urgente en Guatemala.

¿Cómo medir y cuantificar un modelo de Desarrollo más objetivamente?
Las formas de hacerlo son a través de indices de bienestar alternativos al PIB per capita. El PIB per cápita no es suficiente indicador de bienestar de una sociedad. Primero, porque no es una medida que refleje acertadamente lo que el país produce (si tomáramos dentro del PIB a la economía informal, ilegal y sumergida  (como el narcotráfico) nos sorprenderíamos de las cifras per capita). Pero otra falencia de medir el desarrollo a través del PIB per capita exclusivamente, es que el PIB es un simple promedio. Es decir, su ud. tiene dos panes y su vecino ninguno, en promedio todos tienen un pan.  

El PIB per capita en Guatemala es de aprox. 5 mil dolares por persona al año, pero sabemos que 6 de cada 10 personas viven con Dos Dólares o menos al día!, es decir unos $730.00 al año. ¿Qué hay del resto? La clase media (que son los menos) es vulnerable a caer en una  ruta hacia la pobreza, mientras un grupo socio-económico dominante, (es decir, quienes concentran la mayor cantidad de recursos productivos, tierra, privilegios, la mayor cantidad de ahorros en el país, la mayor cantidad de empresas, de ingresos y  por ende de poder económico) son los menos. En otras palabras, pocos concentran muchísimo poder y privilegios mientras muchos, la mayoría no tienen absolutamente nada, carecen de propiedades, de ingresos arriba de dos dólares diarios y de oportunidades para salir de esa condición. Solo un pequeño porcentaje en un extremo arriba de la media de ingresos, lucha por no caer en la pobreza o para ser parte de la elite.

Bajo ese contexto nos preguntamos: ¿Cual revolución se celebra el 20 de octubre después de más de 70 años? 
Con indicadores que colocan a Guatemala como una vergüenza latinoamericana en niveles de desarrollo humano, de distribución equitativa de los recursos, de acceso a oportunidades de desarrollo individual, de destrucción de ecosistemas, de corrupción, de pobreza y desnutrición infantil, sólo se puede pedir en Guatemala una cosa: una verdadera y profunda Revolución del modelo en que descansa la economía, la política y por ende, la sociedad. 

El actual modelo en Guatemala presiona a que el Guatemalteco promedio tenga escasas opciones, siendo estas:
a) Emigrar  
b) Dedicarse a actividades ilícitas 
c) corromperse 
d) vivir en pobreza 
e) Vivir encerrado, endeudado y con temor y sin esperanza de que las cosas cambien en el mediano plazo.  
f) Probar y seguir probando, pero con muchos factores externos en su contra.
La Revolución que necesita Guatemala es aquella que rompa con la incapacidad del Estado de la Nación de brindar acceso a igualdad de oportunidades para alcanzar niveles de desarrollo humanos (incluyendo económicos, sociales y por consiguiente de libertad individual) al individuo promedio. Aquella que rompa con los privilegios heredados o adquiridos y que continúan reproduciendose en el tiempo. Es el cambio del modelo que implique romper con un sistema que depreda ecosistemas impunemente, asesina esperanzas de desarrollo individual y excluye a las mayorías por el accidente de haber nacido en el mismo país, bajo ciertas circunstancias fuera de su control individual.

Esa revolución puede construirse voluntariamente, ojalá pacíficamente, desde la perspectiva inteligente, racional y consciente de quienes tenemos acceso a recursos, a información, a educación de calidad, a consciencia de la realidad, a tiempo y a  poder de decisión e influencia. Sin embargo también puede detonarse de nuevo como una explosión social en la que los grupos organizados empezarán a aprovechar la fragilidad institucional para crear un país anárquico y caótico. 
Otra alternativa, que es la que observamos hoy en día, es esa revolución "privada", individualizada, en que cada persona busca salir de sus condiciones de miseria por sus propios medios, muchas veces pasando por encima de los derechos de otras personas, por encima de la dignidad y sin respetar básicas formas de vida. Algunos hacen su propia revolución, buscando salir de pobres a través de actividades ilícitas, como el narcotráfico, e inmorales como la delincuencia, el comercio sexual de menores, la trata de personas, la destrucción de ecosistemas y biodiversidad, la corrupción, la expoliación de los recursos públicos, etc.

Guatemala necesita una Revolución, es decir un cambio importante en el estado y gobierno de las cosas, y tarde o temprano se detonará, mientras los encuentros empresariales, los encuentros de Organismos Internacionales o cualquier Foro similar no implique acciones para cambiar estructuras en el país, y con voluntad más que con palabrerías, el errático e inconsistente modelo de Desarrollo del País. 

La revolución que urge a Guatemala es aquella que cambie la posición necia de no ceder un poco del bienestar de corto plazo de algunos para alcanzar el Bienestar de largo plazo para todos y todas.

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