Sunday 9 August 2009

De la gran recesión: Una historia para ser contada


Enero 2008: Pedro García vivía en los EUA. Recuerda que las portadas de los periódicos se referían a la aburrida vida de la farándula; celebridades encarceladas e ingresadas en sanatorios mentales. Un buen día encontró en su buzón una tarjeta de crédito gratis. Un banco local se le acercó ofreciéndole un préstamo sin pedirle muchos requisitos. Aunque aún estaba pagando su casa decidió tomarlo. El banco le aceptó el papel de la hipoteca como garantía de una propiedad que eventualmente pedro poseería y le prestó 5 mil dólares. Resulta que Pedro enviaba remesas a Guatemala donde su familia consumía casi la totalidad en artículos de primera necesidad y un pequeño porcentaje en la construcción de la casa de bloc en su natal aldea del Quiché. Pedro no ganaba lo suficiente para pagar las dos deudas (la casa y el nuevo crédito) por lo que se endeudó con su nueva tarjeta de crédito. La usaba para comerse unos tacos con una cervecita después de la faena del día así como otros “lujitos” eventuales.

Enero 2009: la fábrica donde Pedro trabajaba despidió a casi el 50% de los trabajadores de la planta, Pedro incluido. “La recesión nos está afectando y se cortó la producción. No vendemos lo que el año pasado, por lo que no seguiremos produciendo al mismo ritmo.” Peor aún, la visa de Pedro había vencido y estaba ahora ilegal. Difícil conseguir trabajo así. Llegó el temido día en que los bancos empezaron a cobrar los tiempos de falsa bonanza. Desesperado, Pedro se dio cuenta que no podía pagar la deuda. Entró en mora por más de 3 meses. El banco advirtió quitarle su casa para cubrir la deuda. Pedro no encontraba trabajo y en la noche perdía su mirada en las paredes de su cuarto pensando que esto tampoco era la felicidad que el buscaba… ahora él no podía dormir tranquilo. ¿Era esta la felicidad que él buscaba? El sueño americano se convirtió en pesadilla. Mientras tanto, el corredor de bienes raíces del Banco preparaba los papeles para expropiar la casa y revenderla. “Pedro García: otro más que no puede pagarnos el préstamo.” Casualmente lo mismo sucedía con otras personas en el resto de los EUA. La sobre oferta de casas redujo los precios de las mismas. Los potenciales compradores también se redujeron incrementando el shock inmobiliario. Las hipotecas no pudieron ser pagadas y algunos pequeños bancos fueron absorbidos por otros, o “rescatados” por el Gobierno. Junio 2009: Pedro fue deportado a Guatemala. En lugar de regresar con las manos llenas de dólares, regresó con deudas. El problema mayor fue que en Guatemala no había trabajo. La familia estaba hoy mas pobre que cuando el se fue, aunque con una casa a medio construir. Pedro no se dejó derrotar. Ahora estaba con su familia y en su tierra. El traía algo más valioso que el dinero: las experiencias que vivió en el Norte y muchos deseos de trabajar y cambiar su País al mismo tiempo que su situación individual. El Alcalde del pueblo comprendía la gravedad de la situación pues cada día recibían al menos 10 deportados. La política local se focalizó en realizar un plan de reactivación económica del municipio. Al fomentar inversiones públicas con una visión estratégica se generarían empleos y se daría capacidad de pago a la población reactivando la economía local con un objetivo comunitario: El Desarrollo del Pueblo. Líderes (incluso de partidos rivales) pequeños empresarios, ecologistas, agricultores, pobladores jóvenes, mujeres y adultos se reunieron y conjuntamente decidieron enfrentar el problema comunitariamente y no cada quien aislado. Sabían que la unión hace la fuerza. Soñaron con un nuevo pueblo. Tomaron en cuenta la visión de los más pequeños pues ellos heredarían el pueblo. Lo establecieron en papel. El Alcalde convocó a todas las ONGs que trabajaban en el municipio y les instó a ser parte del plan estratégico de desarrollo local. Decidieron que el pueblo iba a ser reconocido por haber superado juntos “la gran recesión”. El Consejo de Desarrollo Municipal priorizó los fondos que el Gobierno Central les distribuiría como parte del paquete de estímulo económico; incluso el municipio aceptó endeudarse pues sabían que en el mediano plazo la población conjunta prosperaría y comunitariamente pagarían la deuda. ¿La agenda? El sueño que conjuntamente habían establecido como fin. El pueblo iba a ser modelo de desarrollo humano sostenible. Iban a atraer y trabajar en fuentes de energía limpia, reciclaje y uso sostenible del suelo, se educarían en las artes, la nueva tecnología e idiomas para interactuar con el turismo Chino y europeo. Las ONGs ambientales se coordinaron; tanto las que ofrecían micro créditos como las que fortalecen la democracia, los derechos ciudadanos y empoderaban a la mujer, a la niñez y a los jóvenes. Los pequeños y medianos empresarios sabían que un pueblo unido, sin mayores desigualdades despertaría bonanza económica y un mejor ambiente para vivir y prosperar. La delincuencia se reduciría. El alcalde se quitó la camiseta partidista y trabajó mano a mano con los pobladores mejorando servicios públicos construyendo parques y abasteciendo centros de salud. Todos ellos sabían que no querían repetir el modelo de donde fueron deportados pero sí utilizar las herramientas de lo que vieron y aprendieron allá en el Norte para su bienestar en el largo plazo. Los poblados cercanos lo vieron como ejemplo y estableciendo también sus sueños compitieron por fondos públicos para incrementar sus niveles educativos, sus estándares de salud humana y ambiental y fortalecer la seguridad local. El Gobierno Central mantenía una macroeconomía estable pero ya no ejecutaba programas centralizados; mas bien asignaba presupuesto a los proyectos de desarrollo local con visión estratégica según los resultados concretos en beneficio de la población de los municipios.

Enero 2010: Con la capacidad de pago de los pobladores y los proyectos de desarrollo ejecutados por emprendedores locales las pequeñas empresas empezaron a florecer. Se generaron más empleos de calidad. Grandes empresas que pagaban bajos salarios no fueron aceptadas por los pobladores, rehusando las malas condiciones laborales ofrecidas a cambio de salarios mínimos. Las políticas de inversión local eran celosas del capital natural y cultural de la población. Las empresas socialmente irresponsables se alejaron. Los hijos de Pedro, ya educados sabían que el pueblo sin proponérselo recibiría más turistas al mantener su cultura, protegían sus recursos naturales y fortalecían la seguridad localmente, pero también si fomentaban la inversión local y las ganancias se reinvertían en el mismo pueblo, aunque eso significara más arbitrios locales. El beneficio era para todos y para el largo plazo. La pobreza se eliminaría así como la vulnerabilidad ante eventuales recesiones futuras. Enero 2012: El Pueblo prosperó y era un modelo a seguir. Aunque no fue fácil, salió de la recesión. Pedro había saldado sus deudas. Al enterarse que los países del Norte endurecían sus políticas migratorias sonrió. Ahora Pedro no pensaba irse… sus hijos tampoco.

La agenda económica de la nueva Izquierda (y II)

Mencionaba en mi última columna que el pensamiento de la izquierda postmoderna ya no tiene como referente al fallido comunismo. Reconoce la eficiencia de los mercados pero busca moderar el crecimiento económico aparentemente ilimitado para darle paso a variables de bienestar humano, equidad social y equilibrio ambiental. Aunque todas las economías son mixtas, algunas se inclinan más hacia el paradigma de la equidad y el desarrollo social y otras hacia el de la eficiencia, crecimiento económico y productividad. Debemos recordar que ninguna economía es químicamente pura y que un total laissez faire es utópico. Dinamarca, Suecia, Finlandia o Francia son economías mixtas que muestran un papel activo del Estado, lo que algunos llaman Estado Benefactor y otros le llaman socialismo. La intervención del Gobierno en estas economías en el 2007[1] es de más del 50% del PIB. Cabe mencionar que dedican un promedio de 2.5 del PIB en investigación y desarrollo. (Desarrollo tecnológico, investigación científica, etc.)

Sin embargo, en esos países la velocidad en la productividad se ha frenado comparado con economías como USA o Hong Kong, que muestra una evolución dinámica, pujante y creciente en materia de producción de bienes y servicios y en alguna medida, creación de puestos de trabajo e incrementos a la productividad y la eficiencia. Países que al contar con un sistema de Gobierno pasivo permite que el crecimiento económico sea dinámico y acelerado. (aún así el gasto del Gobierno Federal es de 16% del Pib, los Estados invierten en promedio una tercera parte de la producción y la educación es pública hasta la secundaria y las universidades son fuertemente subsidiadas).

No es casualidad que sean estas economías las que presentan los más altos índices de desarrollo humano o de calidad de vida más altos que las economías que le apuestan al crecimiento acelerado dejando por un lado variables de desarrollo humano fundamentales. (Pobreza absoluta, inequidad, violencia, protección ambiental, derechos de la mujer, respeto a diferencias, etc.) Basta ver el caso de Guatemala, donde el Estado además de débil es capturado por intereses corporativos y no cumple su papel en beneficio del desarrollo de la población.

Los puntos de la agenda de la nueva izquierda en Guatemala podrían enmarcarse en:

1. El fortalecimiento de las instituciones públicas de acuerdo a los objetivos de nación establecidos por la misma población, erradicando la corrupción, el corporativismo y promoviendo la transparencia.

2. La inversión en capital humano no solo en función del incremento de productividad sino en el desarrollo integral facilitando el acceso a recursos productivos con equidad.

3. La promoción de los emprendimientos individuales, tanto empresariales como sociales pero con un enfoque de sostenibilidad ambiental, social y cultural.

4. La dinamización de la competencia, rompiendo la estructura oligopólica de principales productos y la concentración de capital y recursos productivos que minan el potencial crecimiento economico del país.

5. Liberar al estado de su captura por grupos de poder fáctico.

6. Fortalecimiento del Estado de Derecho y la descentralización política y productiva.

7. La oxigenación de los mercados permitiendo la creación en incorporación de nuevas empresas así como en el sistema financiero promoviendo la participación en la propiedad a través de un mercado de valores dinámico y abierto.

8. La inversión social. Fortalecer el sistema de justicia pero mantener el papel del Estado en la Inversión en capital humano. Garantizar que esos servicios lleguen, ya sea proporcionados directamente o por medio de alianzas con el empresariado en la administración de los servicios públicos.

9. Las relaciones internacionales con otras economías favoreciendo intercambios comerciales con calidad y responsabilidad social, ambiental y cultural.

Promoción del crecimiento económico de calidad. /(es decir, reduciendo asimetrías y concentración de riqueza, reduciendo externalidades negativas y rompiendo estructuras de mercado imperfectas) Abordar el mercado pero permitiéndole funcionar, esto es reparando sus fallas. En resumen: Eliminar asimetrías para competir (desigualdades), ejercer un papel activo en la protección de los sistemas ambientales y reducir las externalidades negativas a su mínima expresión, romper con los mercados poco competitivos y priorizar activamente la provisión de bienes públicos que el mercado no pude por sí brindar.

Nos encontramos como humanidad en un momento histórico en que se debate la conformación de un sistema que funcione para las personas, incluyendo los ecosistemas y no las ideologías absolutistas que anteponen al mercado o al Estado como fin último y donde el Ser Humano sirve al sistema en lugar de servirse de él. Esa es la agenda de la nueva izquierda. Una agenda con bastantes retos, con muchos obstáculos, sobre todo en reformas sustantivas en el país, pero con objetivos de desarrollo, que en algún momento comenzarán a brindar frutos para las nuevas generaciones de Chapines.

Una nueva izquierda que ojala considerase algún día ser el génesis de una nueva derecha. Una derecha progresista y con enfoque humano. Esa que aprendió de los errores del pasado y ve hacia el futuro con esperanza de bienestar humano, ecológico y social. Es decir, mejor calidad de vida por sobre la conveniencia de incrementar la capacidad de consumo del individuo exclusivamente.

País

Gasto Gobierno % PIB

Índice de Desarrollo Humano/120 países(2006)

Esperanza de Vida (años)

Inscripción escolar bruta (hasta bachilleratos)

Gini (desigualdad en distribucion de ingresos)

1=desigualdad

0= igualdad

Suecia

58%

80.7 años

94%

Finlandia

54.2%

12

79.1

100%

0.26 (2005)

Francia

61.1%

11º

80.4

95%

0.28 (2005)

USA

34.6%

15º

78

92%

0.45 (2007)

Dinamarca

58.1%

13º

78

100%

0.24(2005)

Guatemala

16%

121

70

67%

0.55 (2007)

Hong Kong

17%

22

82

74%

0.52 (2001)

La agenda economica de la nueva izquierda

En el mundo postmoderno el espectro económico ha empujado el centro un tanto hacia la derecha; el comunismo “aplicado” no pudo funcionar en el contexto que le tocó nacer. El mundo se debate hoy entre varias dinámicas izquierdas y una conservadora derecha. Una izquierda moderna ya no es más “comunista” en su pura concepción. Esa nueva izquierda reconoce el valor de la creación de bienestar en un contexto de competencia y productividad pero sin obviar la equidad y considera a las empresas como el oxígeno y el fundamento que crea riqueza en una economía, ve el sistema de producción y distribución de recursos positivamente por medio de los mercados y reconoce la ventajas de la eficiencia económica. La diferencia con la derecha conservadora es que la agenda económica de esa izquierda moderna se preocupa en corregir los fallos del mercado de tal forma que sea el sistema el que sirva al individuo y no al contrario. La carencia de la inversión privada en los bienes y servicios que por su misma naturaleza no proporcionan retornos a la inversión o que producen externalidades positivas, como la educación integral, la salud, el arte, la cultura, el uso sostenible de los recursos naturales, la protección de los ecosistemas y del ambiente natural, social y cultural, los espacios públicos urbanos, y otros bienes y servicios intangibles deben ser abordados por un estamento distinto a la empresa privada cuyo objetivo principal es la obtención de utilidades monetarias. Actualmente se reconoce al Gobierno en un rol activo como el suplidor de dichos bienes y servicios, aunque el papel de éste es garantizar la provisión de los mismos, lo cual puede conllevar a otras formas de organización política, jurídica y social para alcanzar los objetivos de bienestar que se buscan. Este último concepto, el de Bienestar es otro tema polémico en el siglo XXI. La discusión del concepto de bienestar individual versus el de bienestar social conducen al resurgimiento de algunas propuestas económicas que para algunos se consideraban caducas en la historia humana. Entre los paradigmas de desarrollo y bienestar se debate entre la productividad versus la equidad y los grises entre dichos extremos. Los problemas sociales y ambientales como consecuencia de las imperfecciones del mercado y la evidente insostenibilidad del sistema actual obligan a relanzar una agenda económica basada en el desarrollo humano en lugar de la producción ilimitada de bienes y servicios indiscriminadamente sin reparar en los efectos al entorno.

La agenda económica de la nueva izquierda evidencia que existen nuevos retos que afrontar pero también nuevas formas para enfrentar antiguos retos: ¿Capitalismo de izquierda? ¿Socialismo de mercado? Llámele como quiera. El paradigma del fallido intento del Comunismo en la ex Unión Soviética ya no es un referente aceptado debido las falencias en su aplicación en el contexto que se dio y sus consecuencias sociales y económicas que no garantizaban tampoco el bienestar humano, limitando en demasía la libertad individual y promoviendo incentivos perversos a quienes mantenían el poder político absoluto. Los retos de la nueva izquierda económica gravitan en promover el crecimiento económico de calidad, es decir, una economía sana que al procurar el intercambio permita servir a la vez al individuo minimizando las falencias que el mercado ha demostrado tener. Esta forma de mercado sana en función del desarrollo humano no es un simple laissez faire, como se dijo, busca corregir los fallos del mercado, minimizar las asimetrías sociales que el sistema conlleva, y regular la calidad de la interacción humana con su entorno natural y social. La construcción de un clima de negocios que permita una sana competencia, y minimice las fallas del mercado es uno de los grandes retos. Promover la eficiencia en la extracción y distribución de los recursos por sobre la equidad en el acceso a los mismos es el gran debate mundial. La humanidad no está preparada para vivir en un sistema de libre competencia absoluta, y probablemente nunca lo estará pues los supuestos de la competencia perfecta son imposibles de alcanzar. Por el contrario, los mercados al no equilibrarse en el corto plazo, obligan a la intervención del Gobierno como lo vemos actualmente en el mundo, no solo ante la crisis económica actual sino en países emergentes como Brasil, donde la izquierda ha demostrado que Gobierno y Mercado no son mutuamente excluyentes. El sistema del que hablamos que se puede construir ya existe en otras latitudes. Europa y países Nórdicos le apostaron a una economía mixta, en donde la intervención del Estado es activa provocando un freno al crecimiento económico acelerado, pero brindándole oxigeno y paso al crecimiento sostenido de calidad, al desarrollo social y la estabilidad en el largo plazo. Me refiero a políticas de compensación social, protección al ambiente y provisiones estatales de incluso bienes y servicios esenciales para el desarrollo humano. Sistema que también tiene sus falencias y retos a superar.

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