Saturday 15 September 2007

“Orgullo y vergüenza”

Publicado en Prensa Libre el 31 de mayo de 2005

Cada revolución histórica conlleva desórdenes y caos mientras se asienta y encuentra su equilibrio.
Siéntase usted privilegiado de vivir en este momento de la historia de la humanidad. No estamos en una era de cambios, más bien,como diría el doctor Gustavo Porras, estamos en un Cambio de Era.Probablemente el reto más grande a enfrentar por la sociedad global de hoy sea conseguir el bienestar individual conjugado con elbienestar social en un sistema económico de libre mercado.
Me refiero como bienestar social a las necesidades que surgen al vivir varias personas en comunidad y que deben ser satisfechas. Sin embargo, en un contexto de mercado, el Ethos puede ser traidor: por buscar la satisfacción personal a toda costa, el individuo está tentado a violar leyes y vulnerar sistemas de convivencia integral como dañar el entorno natural, social y cultural que permitirían una convivencia social armónica.
La sociedad (usted y yo) es quien establece qué es bien o mal visto por las acciones u omisiones del “otro”. Así, a medida en que la sociedad premie o reconozca el TENER sobre el SER se incentiva a que las personas actúen de cierta forma que no necesariamente beneficia la convivencia en comunidad y el entorno.
Por ejemplo, aquél que compró un vehículo del año es respetado por “los otros” sin importar si lo consiguió a costa de negocios ilegales o “inmorales”.
Es el reconocimiento o el rechazo social, la vergüenza o el orgullo lo que probablemente ayude a regular la voracidad del mercado sin regulación. Cuando uno ve a las personas vendiendo frutas o tarjetas de celular en los semáforos a pesar de la lluvia o el fuerte sol, saludando con una sonrisa aunque no se les compre sus productos, pienso que aún hay esperanza en un país de desesperanza.
En lugar de eso podrían estar vendiendo drogas o delinquiendo para lograr su propio bienestar. Cada revolución histórica conlleva desordenes y caos mientras se asienta y encuentra su equilibrio.
El problema es que mientras llegue el punto en que todos reconozcamos que es más valioso mantener el equilibrio ecológico, o la convivencia pacífica que un millón de dólares en la bolsa puede que sea muy tarde.
Cada guatemalteco y guatemalteca, joven y adulto, rojo o crema, maya o ladino, patrón u obrero, debe estar dispuesto a generar una nueva cultura: la del SER sobre el TENER. La vergüenza y el orgullo tiene que ver con el reconocimiento o el castigo social que nosotros le demos a aquellos que buscan su bienestar individual en detrimento del bienestar social.

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