Friday 24 October 2008

Tuesday 1 April 2008

El trágico legado

Por: Lic. Abraham Samuel Pérez (samperez@url.edu.gt)
El 15 de abril fue conmemorado el Iom Hashoá, que en hebreo significa Día del Holocausto. En Guatemala no se habló mucho del tema, sin embargo, hoy mas que nunca, hay que recordar a la humanidad las atrocidades que los nazis hicieron hace menos de 75 años. Holocausto es una palabra griega que significa: Todo quemado. Los nazis lo llamaron "El Tercer Reich" y dijeron que duraría 1.000 años. Duró 12 años y 4 meses, desde enero de 1933 hasta abril de 1945. Durante ese tiempo, más de 29 millones de seres humanos fueron matados. El asesinato sistemático y planificado del Nacionalsocialismo alemán hacia los llamados grupos minoritarios no se circunscribió a judíos. La evidencia histórica muestra que de 11 millones de personas asesinadas en forma meticulosa y efectiva a través de un plan orientado a la preservación de una raza superior, 15.5% fueron judíos polacos*, 14% no judíos polacos, 13% alemanes judíos, 27% eslavos, 18% prisioneros de guerra soviéticos, 4% gitanos, 7% alemanes que estaban en contra del régimen, (librepensadores y opositores políticos), 2% discapacitados y homosexuales. La raza aria supone que todos los pueblos europeos de raza blanca eran descendientes del antiguo pueblo de los arios y el Nazismo usó este argumento para justificar su matanza. Definitivamente los latinoamericanos no entramos en la definición de raza aria y hubiésemos sido otro objetivo a destruir. Hoy, nuevos “líderes” niegan el holocausto utilizando similares estrategias publicitarias para atraer masas como en su momento Hitler lo hizo. Negar el holocausto es justificar al régimen nazi y es una contradicción para los pueblos latinoamericanos: defender al potencial verdugo. El exterminio planificado e industrial que se dio bajo el régimen de Hitler no puede compararse con nada en la historia y mucho menos negarse con toda la evidencia que existe hoy. Quien apoya a quien niega el holocausto no se da cuenta que paradójicamente, está condenándose. No repetir algunos pasajes de la historia es crucial en este punto de inflexión de la humanidad, donde muchos niños nacidos y entrenados bajo el régimen nazi reviven dichos fantasmas. Mientras tanto, las nuevas generaciones se alejan cada vez más de la historia reciente, preocupándose por trivialidades que el consumismo, la farándula y la moda traen. Está en nosotros, la “generación de coyuntura” (adultos jóvenes de entre 30 y 40) el recordar a nuestros hijos, de las barbaridades que una persona con poder absoluto pudo lograr, y evitar que algo similar se repita incluso en contra de nosotros mismos. (*Datos del Centro Simon Weisenthal).

Tuesday 18 March 2008

Pueblo Rico, Pueblo Pobre



En un pueblo de un país tercermundista 6 de cada 10 personas vivían en pobreza. Todos querían vivir como “los ricos” en la ciudad capital, y no entendían como funcionaba todo eso de la economía, la politica, la democracia y esas cosas de “gente estudiada”. Lo que si comprendían era que al tener dinero podían salir de su situación, pues el dinero podía comprar cualquier cosa. Los mas vivos comprendieron que si el dinero podía comprar cualquier cosa, tambien podría “comprar” personas y voluntades. Así, en este pueblo, algunos empezaron a ver que habían extranjeros que pagaban en dolares por comprar pulseritas tejidas, otros pagaban por comprar lo que ellos usaban todos los días para vestirse: huipiles, por lo que empezaron a vender dichos productos. En este pueblo, el clima era idóneo para cultivar cualquier planta tropical.
Algunos se empezaron a dar cuenta que podían vender otro tipo de productos o servicios. Llegaban “turistas” buscando niñas vírgenes, otros buscaban niños para satisfacer sus aberraciones, pero pagaban. Así, el pueblo se pasó de producir moras y maíz a marihuana y amapola.
Lo que movía a los comerciantes no era la etica o los valores, era la necesidad de salir de pobres. Luego evolucinó a lo que significaba ser mejor, y ser mas que otros. Tener un carro exotico, construir un palacete con piscina y todos los lujos, vestirse con ropa extravagante y con cadenas y pulseras de oro y otras joyas. Los “ricos” del pueblo empezaron a ayudar a sus paisanos. Les regalaban comida para navidad, algunos construyeron pequeñas villas y repartieron las casitas. Estos grandes señores se volvieron los protegidos del pueblo. Tan así que ya no creían en el alcalde o gobernador, y preferían seguir a sus lideres los nuevos prosperos del condado.
En este pueblo, los 5 policías de la comunidad se preocupaban por meter preso al ladron de gallinas, no había en realidad una autoridad que vigilara los ilicitos. Los 5 policías tambien se beneficiaban ya que recibían regalos de los grandes señores… y vivían felices.
Este pueblo diversificó su producción. Ahora no vendía frutas y vegetales. Durante muchos meses en el año, los campos de alrededor se mostraban coloridos y bellos, con una flor exótica. Pero no era la flor lo que exportaban… Ahora vendían semillas. Lo mas interesante es que en este pueblo nadie era drogadicto. Eso no iba con sus costumbres y sus principios religiosos. Ellos seguían comiendo productos locales, y ahora el pueblo prospero tenía sus propias leyes. No entendían porqué el gobierno se metía a arrasar las plantaciones, pues ellos solo estaban dedicados a trabajar en una industria prospera. Si antes era la mora y ahora era la amapola, no hay diferencia. No nos culpen a nosotros decían, nosotros solo vendemos lo que otros compran. Y estamos saliendo de pobres. No es eso lo que al final del día se busca? Un nuevo modelo de desarrollo había surgido en Afganistán. Cualquier parecido con la realidad guatemalteca, esperamos sea coincidencia.

Del Homo Economicus a Homo Eticus





El principio de racionalidad económica argumenta que los seres humanos basan la toma de sus decisiones en función de costos y beneficios. Los costos se minimizan y los beneficios se maximizan en cualquier acción que emprendan. Y mire usted si no es así. Al utilizar su tiempo, usted pensará en maximizar su bienestar y minimizar sus costos. El beneficio neto que ud. Considera al leer esta columna desde su título pesa mas que el costo de dejar de hacerlo, de lo contrario ya lo hubiera dejado de hacer. Sin embargo usted considera que algo bueno le dejará haber leído esta columna en su totalidad. Bajo esa medida es que funciona nuestro paradigma como seres humanos racionales.
Al escuchar hace una semana en Canadá una ponencia académica sobre los nuevos retos de la humanidad en los países desarrollados, quise traer a la reflexión algunos puntos que me llamaron la atención. Uno de los primeros es la exposición de un nuevo paradigma: La economía basada en valores. Literatura ha surgido sobre este tema. Autores como Riane Eisler en: “The real Wealth of Nations” o Jerry Evensky en su “Filosofía Moral de A. Smith”, mencionan el descuido de la economía en factores fundamentales de este nuevo siglo como el papel de la equidad de género en la economía o el factor cultural y humano de las empresas, respectivamente.
El Ser humano y algunas sociedades han llegado al estadio en que las necesidades básicas están satisfechas, y aún muchas de las necesidades secundarias e incluso suntuarias. Eso ha convertido a algunas personas en seres “más humanos”, más conscientes de su realidad. En otras palabras, “más evolucionados”.
Si los valores de una sociedad son el bienestar social, la protección ambiental y la preocupación de los recursos en el futuro, el altruismo tiene sentido, pues llena otra de las necesidades del ser humano aprehendidas en el medio social donde se desenvuelve y adoptadas como valores propios como individuos. El nuevo planteamiento involucra tomar decisiones económicas en función de los valores individuales y sociales. Es decir, invertir en una actividad económica que aunque no esté regulada por las leyes del mercado o las leyes positivas del país, se pueda autorregular por los propios valores del oferente. A veces nos preguntamos si esto no es también lo que sucede en países donde los valores aprehendidos y adoptados riñen con el bienestar individual o social.
Producir bienes y servicios sin causar externalidades negativas, aunque esto represente altos costos a la producción sería absurdo bajo el principio de racionalidad economica. En un libre mercado, el oferente saldrá perdiendo financieramente. Pero si los otros oferentes basan su decisión de suplir el mercado, así como los consumidores del bien producido, también en los valores sociales compartidos, se rompería el problema de los costos ambientales y las externalidades negativas. Decisiones económicas basadas en la ética y no en la utilidad inmediata. En una frase: Principios éticos en el actuar económico. Una propuesta tan “descabellada” como plantear que la tierra es redonda o que los planetas giran alrededor del sol. Una propuesta naciente en estos países llamados “desarrollados”.
Una propuesta que nos arrincona filosóficamente a pensar. Mientras en Guatemala aún estamos discutiendo si son 6 u 8 de 10 quienes viven en situación de pobreza, en otras latitudes la discusión está en evaluar si el ser humano ha evolucionado… de “homo-economicus” a “homo-eticus”.

Atacar la Demanda

En los años 30s se legalizó y regularizó la venta de alcohol. Lo que era socialmente rechazado pero de facto realizado por muchos, fue enfrentado inteligentemente: el enemigo se hizo visible. Se puede regular, se puede gravar, se puede hablar de él sin tabúes y se puede erradicar en el tiempo. En el caso del cigarro, la batalla está ganada. Fumar perdió su exquisitez y glamour. Ahora fumar es de perdedores y cada día los fumadores se encuentran mas aislados. Hoy no hay áreas para no fumadores, sino pequeños espacios para quienes lo hacen. A pesar de lo terriblemente adictivo que es la nicotina, muchos productos salen al mercado para ayudar a quienes desean a dejar de fumar si la voluntad no es suficientemente fuerte. Clínicas y doctores especializados encontraron un nicho de mercado y generan toda una industria que genera grandes utilidades. Esto fue posible gracias a que el mercado del tabaco es visible. Los únicos ganadores del mercado del cigarro habían sido hasta hace poco, los productores. El consumidor no ganaba más que volverse adicto. El tabaco no se atacó eliminando las plantaciones de tabaco sino mas bien educando a la población, concientizando a los fumadores con evidencias sobre los males que acarrea a la salud y a terceros (fumadores pasivos), tales como cáncer, arterosclerosis e impotencia entre otros. En medio de leyes restrictivas, altos impuestos al consumo, y campañas de desincentivo a fumar, restricciones en publicidad y en el empaque, el cigarro es una industria que está apagándose. Tras alcanzar su cima en los 50´s, se ha mantenido a la baja. En resumen, se atacó la demanda con una estrategia de largo plazo. Al bajar los consumidores, los productores disminuyen. El consumidor inteligente fue más consciente al estar informado. Fumar ya no es una opción para quienes saben de los peligros y consecuencias del cigarro. Otras drogas hoy son hoy símbolo de status pero muy adictivas y destructivas. La relatividad de los valores y el fácil e irrestricto acceso a información propio del siglo XXI hacen que las drogas sean aceptadas y consumidas sobre todo en la juventud postmoderna que no tiene bases ni criterio para discernir sobre las consecuencias que éstas producen a sí mismo y su entorno social. A diferencia del tabaco, la batalla contra los productores de droga está perdida. Cada día los carteles son más fuertes y peligrosos. Los gobiernos no cuentan con los recursos necesarios para erradicarlos. Las armas, vehículos y dinero con que cuentan son mayores que los que el Gobierno cuenta. La mejor estrategia empieza en disminuir la demanda. En casa: hablando sin tabúes con los hijos y enseñando las consecuencias negativas que estos productos irreversiblemente ocasionan en la salud mental, física y emocional de los consumidores. Donde hay demanda habrá oferta. Un productor de droga existirá siempre que exista un consumidor. Atacar la demanda es el primer paso para ganar esa terrible guerra contra el invisible enemigo.

Friday 1 February 2008

Antes que el barco se hunda…
por: Lic. Abraham Samuel Perez / samperez1@gmail.com
La película Titanic tiene una escena memorable: Cuando el barco se hunde la gente, desde los botes salvavidas ve hundirse sus pertenencias y bienes, muchos ven a sus familiares ahogándose y con impotencia lo único que han logrado es salvarse con lo que llevan puesto. Al final del día, todos iban en el mismo barco, hacia el mismo rumbo, pero el choque afectó a todos por igual. Los barcos necesitan que toda la tripulación reme hacia el mismo puerto. Aunque el capitán guíe la nave, los tripulantes saben a donde van. Sin importar que el tiempo sea favorable o desfavorable la brújula marca el rumbo. Los pasajeros, cada quien con su agenda propia, también son vulnerables a un hundimiento. Aunque cada quien se preocupe de tener el mas lujoso camarote, va a cuidar que no haya ninguna fisura que produzca una tragedia. Guatemala puede compararse con un barco que tiene problemas y es necesario corregir. Se necesita un cambio radical en los fundamentos que se tienen como sociedad y como nación. Por ejemplo: ¿Sabemos donde estará Guatemala en 30 años? Los japoneses, canadienses o surcoreanos si lo sabían hace 30. Y hoy, siendo potencias económicas, siguen estableciendo nuevos nortes en donde cada miembro de la sociedad participa para llegar al puerto establecido, y dentro del mismo país cada uno establece su propia meta personal. Puede ser que en Guatemala debamos empezar por delimitar el rumbo y el destino. Preocuparnos por establecer el norte antes de pensar en el trayecto. Guatemala necesita fortalecer sus instituciones y también necesita un cambio de actitud individual hacia objetivos comunes, reales, y alcanzables. Un objetivo común puede ser que cada persona tenga las capacidades y oportunidades para alcanzar su propio objetivo personal. Si lo perfecto riñe con lo posible no esperemos del próximo gobierno perfección o milagros, pero sí el asiento de bases. Acciones que en cuatro años sean como las semillas que al cosecharse generen condiciones adecuadas para que en el mediano plazo los índices de violencia y delincuencia disminuyan radicalmente y las oportunidades de emprender y de trabajo se incrementen. Que el crecimiento se traduzca en desarrollo. Esto significa, cambios a lo interno del gobierno y en las estructuras de poderes paralelos. Guatemala hoy no necesita un buen candidato, necesita al mejor equipo de personas con capacidades, ideales, valentía y compromiso de utilizar su tiempo, sacrificar intereses propios, aportar sus ideas, y trabajar en función de cambiar el status quo. Este reto implica sacrificar el bienestar de corto plazo para establecer bases sólidas y un nuevo paradigma para que en el mediano y largo plazo las siguientes generaciones continúen la dinámica. De allí la importancia de que los candidatos sepan de indicadores como los que se presentaron hace días en el examen que hizo Prensa Libre. Guatemala necesita establecer el rumbo, y al mismo tiempo, que todos nos comprometamos a navegar hacia él. Un compromiso individual que rinda frutos colectivos, en donde todos rememos hacia la misma dirección y giremos el rumbo de este barco, que como el “Titanic” da, peligrosamente, señales de alarma.

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