Sunday 27 February 2011

El pais que no es


Un País puede definirse como la forma en que los habitantes han decidido organizarse políticamente bajo ciertos fundamentos expresados en su Constitución, es decir, la forma en que un grupo de personas que comparten ciertos factores decidió organizarse, crear instituciones y vivir para, ojala, alcanzar su bienestar.
Al contemplar Guatemala me pregunto: ¿Qué tipo de País hemos heredado? ¿Qué es lo que nos une como sociedad y bajo qué parámetros medimos nuestro éxito como un grupo de personas que comparten el mismo territorio, las mismas instituciones y leyes? El fracasado proyecto de Proreforma, que le apostaba a la libertad individual de cada individuo bajo la bandera del Estado de Derecho, no tomaba en cuenta las asimetrías de cada chapín (no sé porqué no nos sorprende ese detalle) haciendo el problema de vivir en sociedad una injusta lucha desigual para alcanzar bienestar individual. Siendo además, explícita e implícitamente excluyentes en la forma de elegir a quienes definirían las reglas del juego de dicho Estado. Los Cubanos, por otro lado, definieron a través de una revolución armada, que un estado centralizado en un comité central decidiría y brindaría a los pobladores los satisfactores que puedan producirse con los recursos tan limitados que "poseen como sociedad". Nótese el concepto de propiedad pública que cuesta a algunos aprehender. 

El otro día estaba pensando en que las cosas que nos unen como Guatemaltecos son paradójicamente aquellas que nos destruyen: La inseguridad, el riesgo, la destrucción ambiental, la corrupción, el abuso de la concentración de propiedades y de poder económico en pocos, la ineficiencia de servicios públicos en general y la violación de las leyes en particular. También nos une e identifica como Nación la mediocre  selección de fútbol nacional y los indicadores sociales más vergonzosos del hemisferio. 

Nos identifican las consecuencias de la pobreza y de las diferencias sociales en su forma negativa. Es decir de la exclusión por el nivel socioeconómico, étnico, de idiomas y/o de creencias. Ojala la unidad de los chapines fuera por la parte positiva e inclusiva de esas diferencias, como el aprendizaje milenario, las manifestaciones estéticas de las culturas mayas, la historia común de los pueblos más antiguos del mundo que se originaron en la costa sur del País o el respeto mutuo. Ojala nos uniera valorar la riqueza ambiental que ya es posible expresar en terminos monetarios a través del costo de oportunidad de "no explotar" los "recursos naturales", es decir, de dejar libre a los ecosistemas continuar con su trabajo de preservar la biodiversidad unica en el planeta que maravillosamente se encuentra entre los 108mil kms cuadrados de tierra que compartimos como Guatemaltecos. 
No, no es así. Lo que nos une de las diferencias es la sistemática tendencia a excluir, si no degradar, discriminar e incluso aniquilar a nuestros conciudadanos, al ambiente natural, económico y social para sobresalir individualmente. No como "guatemaltecos", sino como individuos aislados o alienados. Mientras más rubio, mas agringado y más occidentalizado aún mejor, piensan algunos torpemente. Eso de ser Guatemalteco es una abstracción que no cabe en la cabeza del pensamiento individualista. Si voy a estar mejor copiando o convirtiendome a la cultura imperante (la religión dominante, el estilo de vida hegemónico, y la influencia mediatica de patrones de consumo que a la larga benefician con creces a los proveedores en el largo plazo y a los consumidores de forma efímera) pues renuncio a mi nacionalidad y me convierto en un no-ciudadano; en un consumidor y punto.

¿Estamos mejor como chapines, nos une y nos hace vivir mejor como guatemaltecos que Pollo Campero haya abierto un restaurante en China o en Disneylandia? ¿Que el Ron Zacapa o la cervecería nacional haya ganado medallas internacionales de dudosa procedencia? ¿Qué expresa la condición de los chapines o representa más la realidad de Guatemala: Que un "deportista" que practica deportes de la realeza inglesa como el “Polo equino”, "pesca deportiva" o el tesorero de la asociación de "navegacion a vela" gane medallas mundiales, que un cantante gane un festival patrocinado por empresas multinacionales de telefonía? ¿ O expresa más nuestra realidad que el Lago de Atitlán sea una vergüenza nacional en materia de contaminación y las ultimas selvas tropicales estén extinguiendose sistemáticamente ante los ojos del mundo? ¿Nos identifica como Guatemaltecos que los niños de Guatemala mueren de hambre mientras rompemos record mundial de la “cadena más larga de pizza” cada mes de diciembre?

Si lo que nos une es la constante lucha para dominar y por consiguiente incrementar cuotas de poder individual, podríamos preguntarnos: ¿Para qué entonces considerarnos un País? No sería mejor independizarnos como individuos y tener como fronteras físicas el portón de la casa, fronteras en cuanto a potencial de desarrollo nuestra heredada fortuna y fronteras económicas la cantidad de dinero (dólares u otra moneda “extranjera”) en la bolsa? En lugar de pagar tanto impuesto que nos deja pobres y nos desincentiva trabajar o invertir más en este país, mejor disolvamos a los Gobiernos que no sirven para nada y que sobreviva el más fuerte?  Un Darwinismo social como lo llamó H. Spencer en el siglo XIX.  Ah, perdón, si esto suena a la realidad actual de los guatemaltecos.

Cinismo aparte, en otros países que se consideran “tan capitalistas como tú”, los individuos se han organizado y están de acuerdo en algo: La miseria no tiene cabida en esa sociedad, y se han organizado de tal forma que el Estado brinda a todos y todas sus ciudadanos sin excepción, las necesidades básicas para que de allí cada persona decida qué desea hacer con su futuro libremente. Es decir, el concepto de País que une, que vale la pena mantener, que busca unidad en la diversidad, tiene razón de existir y es mantenido y defendido por cada individuo al saberse miembro de ese conglomerado abstracto llamado Nación. Acuerdos de nación expresados en las constituciones de dichos países permiten que las personas vivan bien y estén conscientes del costo que trae vivir bien. Pagar impuestos más altos que la miseria que se paga en Guatemala, respetar las leyes, reconocer los errores y pensar críticamente, entre algunos ejemplos. En Canadá, por ejemplo, nadie muere de hambre! Y no es precisamente porque todos en canadá sean blanquitos o agringados, (la mayoria de la poblacion de vanocuver no es de descendencia europea), o que no se paguen immpuestos para generar mas trabajos... (la carga tributaria de canada es de 37% del Pib, en Guate no llegamos ni al 12%).

Al final del día, si ser guatemalteco nos etiqueta como maleantes, corruptos, aprovechados, haraganes, delincuentes, huevones o miserables y nos etiqueta de tal forma que ni una visa de turismo es proporcionada para dejarnos entrar a cualquier otro país “desarrollado” y a veces no es suficiente, no será mejor decidir tirar al traste esa gran mentira de País llamado Guatemala? Todo ese romanticismo de GuateAmala, de que nuestros volcanes, nuestras maravillas naturales y nuestra riqueza maya (nuestra?) es lo que nos hace sentirnos orgullosos y unidos es parte de la falsa vanidad que nos distrae de lo realmente importante: es iluso que en Guatemala vivan pueblos milenarios y bajo sus prácticas y manifestaciones culturales cuando están muriendo de hambre. Es ingenuo que se nomine al lago "mas bello del mundo" como una de las maravilas del mundo natural, cuando está infectado. Es estúpido seguir participando en campeonatos internacionales de futbol, ganando medallas de deportes exclusivos cuando la desnutrición y falta de educación nos posicionan en los ultimos lugares de desarrollo humano de latinoamerica. Al final del día, seguimos destruyendo el futuro de cada uno de quienes poseen un pasaporte Guatemalteco, es decir usted y yo, que nacimos en Guatemala, incluyendo a aquellos millonarios “Guatemaltecos” que se aprovechan de esas condiciones aunque  tengan doble nacionalidad para irse a disfrutar de la vida a los países que sí son haciendo de su fuente de ingresos los recursos que desde tiempos de la conquista se han repartido en el país que no es. También a esos guatemaltecos les afectará el colapso si se sigue con un sistema canibalista. Al paso que vamos la gallina de los huevos de oro se extinguirá junto con las demás especies y prácticas culturales que se extinguen.

Corolario: O cambiamos al País y lo convertimos en una nación que valga la pena, o mejor soltémosle la rienda suelta a 14 y pico de  millones de “estados individuales”, es decir personas que se valgan por sí mismas sin ningún vínculo entre el resto de los otrora "conciudadanos" y que gane el más fuerte. 

No sé porqué mantengo la intuición, de que así es como estamos actualmente, y no se ve que estemos mejor que ayer. No cree?

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