Monday 14 January 2019

Ni salud, ni siempre

Ni salud, ni siempre




ALERTA A LAS ASEGURADORAS: CON LA SALUD NO SE JUEGA NI SE LUCRA. Uds corren el riesgo de que los usuarios y usuarias de sus seguros retiren en bandada los pagos que al final del dia no proveen ni paz mental, ni servicios de salud siempre y se constituyen en una perdida e incluso un riesgo para los pacientes incautos. El modelo de seguro que ustedes manejan, en el que ponen todas las barreras posibles para no desmbolsar el dinero para atender a las personas que necesitamos salud, no hay doctores disponibles en las clínicas donde ustedes dicen que atienden a sus pacientes, tampoco hay disponibilidad de atención médica urgente por parte de Doctores en las clínicas, lo que obliga a usar los servicos de emergencia hospitalarios (por supuesto mas caros), hace verles irresponsables, proveyendo una estafa más que un negocio etico.


Me encuentro aun estableciéndome en Guatemala después de un viaje por tierra desde Victoria, Canadá, para poder pasar un año sabático en este país al que tanto extraño.
Uno de los servicios más importantes para mí y mi familia es contar con un seguro de salud, conociendo las precarias condiciones de los hospitales públicos, a diferencia de Canadá, donde enfermarse o tener un accidente no es motivo de preocupación en materia financiera para ningún residente.
Después de evaluar opciones, el Seguro privado que elegí fue uno que me prometía en su publicidad “Salud Siempre”. La experiencia que tuve fue bastante mala y por ello decidí cancelar el seguro a los 2 meses de haberlo contratado. No me arrepiento.
He aquí mi experiencia:
El Pasado 15 de septiembre tuve un episodio que nunca antes había padecido, pues se me cerraron las vías respiratorias en dos ocasiones. Hoy creo que es una reacción alérgica al smog y los cambios de clima de las ultimas semanas, combinadas con la fácil proliferación de bacterias y virus debido a las nulas políticas preventivas en este querido país. Con la confianza y tranquilidad mental que debiera darme un seguro de salud, acudí el domingo a la Emergencia del hospital para que me revisaran. El personal del hospital la paz en zona 14 fue muy atento y el servicio recibido fue de excelente calidad.

El problema surgió cuando la Doctora especialista ordenó mi hospitalización para realizar una serie de exámenes ya que tuve otro episodio asfixia estando en la emergencia, lo cual consideraron motivo suficiente para internarme.
Después de algunas horas ya en la habitación con administración de medicamentos y suero por Via Intravenosa recibo, a eso de las 10pm una llamada del departamento de cobros del Hospital. Me indica el personero que le informaban de la compañía aseguradora (EL Roble), que le habían informado que el seguro no cubriría ningún gasto a partir de mi ingreso al hospital. Ni los exámenes, ni los sueros, ni los medicamentos, ni los honorarios médicos ni los gastos de hospitalización incurridos. Yo tendría que pagar el 25% de los gastos de emergencia, pero el 100% de todo lo demás. Una cuenta que luego aprendí que ascendía a 2 veces más que el salario promedio mensual de una persona en Guatemala. Sin haber tenido ninguna intervención quirúrgica ni tratamiento mayor. El procedimiento incluyó un examen endoscopía nasal, necesario para diagnosticar las causas de la emergencia.
Ante mi sorpresa, le consulté al joven de cobros cual era el argumento por el cual denegaban el pago? El personero del hospital me explica que él no tiene mucho conocimiento pero que esa era la información proporcionada por la aseguradora. Además confiesa con pena que no es la primera vez que se colocaba “en medio del sándwich”, entre el paciente y la aseguradora. Responde que lo que le indicaron por correo es que para hacer efectivo el pago, debería haber esperado hasta 6 meses antes de ir a  la emergencia para gozar de esa cobertura, lo anterior debido a que según la aseguradora,sin ninguna evidencia y arbitrariamente decidió que mi condición es una consecuencia de una “condición preexistente”.(!) Claramente las clausulas del seguro indican que los exámenes están incluidos en la cobertura del seguro. Una endoscopía es una decisión de un médico competente para hacer un diagnóstico acertado, no la consecuencia de una condición pre-existente.

Es aquí donde el problema surge y donde lanzo una alerta sobre el riesgo vital que le pone a sus usuarios, clientes, por no decir seres humanos, la compañía aseguradora el Roble, en este particular caso.
Mi situación de salud no era producto de ninguna condición preexistente (lo cual lo evidenciamos varias semanas después) ni había ningún motivo en las cláusulas del contrato para negar el pago a los servicios necesarios para mi tratamiento en este caso, de urgencia.
Según el contrato del seguro “Salud Siempre”, una condición preexistente presume una enfermedad crónica, sin embargo, la definición de esa condición se toma a discreción del ejecutivo especializado en cobros que está detrás de una computadora trabajando para salvarle dinero a su patrono: la aseguradora, no a favor de la persona asegurada. Es ese burócrata quien decide arbitrariamente qué es una enfermedad crónica, qué exámenes, tratamientos y servicios deben pagarse y bajo ningún criterio médico decidir sobre la condición del paciente. Su criterio se basa más bien en el incentivo de la aseguradora de maximizar ganancias, más que la salud o incluso la vida de sus clientes.

En este contexto, desde una perspectiva exquisitamente cínica, la aseguradora, con tal de no pagar la cuenta del paciente, podría alegar que estar vivo puede ser una condición preexistente para cualquier enfermedad, emergencia o tratamiento. A ese colmo se llega cuando se deja al departamento de cobros decidir qué es y que no es una enfermedad preexistente que favorece a la empresa.

Quiero referirme - más que a la potencial estafa que vemos en las aseguradoras por ese poder de decidir arbitrariamente qué servicios pagar-, a los incentivos perversos que otorga un sistema que privilegia a las ganancias monetarias por sobre el objetivo de una población sana, viva y segura, por no decir, sin riesgos de morir por causas prevenibles y tratables.

El Estado tiene la obligación de garantizar la vida, la salud y el bienestar de la ciudadanía. La salud no es una mercancía, es probablemente la condición previa y también el derecho fundamental para garantizar el mínimo derecho humano que cualquier persona tiene: El derecho a vivir. Ese el motivo primordial de la existencia del Estado. Servir a la ciudadanía y procurar su vida y su bienestar. Esa es su razón de ser. Si el Estado, a través del sistema imperante y las instituciones creadas privilegia a las aseguradoras privadas brindándoles las posibilidades de lucrar con la salud e incluso la vida de las personas el Estado falla a un precepto constitucional y a su propia naturaleza de Ser.

Pretendemos vivir en un país Civilizado y Desarrollado en muchos sentidos, pero ¿Cómo podemos construir una sociedad civilizada y desarrollada si el fundamento de un sistema de seguro de salud, que es la confianza y la garantía de ser tratado e intervenido medicamente cuando se requiere, se ve vulnerada por las mismas empresas que ofrecen dichos servicios?
Pretender maximizar utilidades utilizando a la salud humana como mercancía es un negocio cuestionable, peligroso y despreciable, pues los incentivos para lucrar por mantener a un paciente enfermo van a reñir contra los incentivos para mantener a una sociedad viva, sana, libre de enfermedades y con sistemas de prevención establecidos.

El PNUD indica que el 73% de la población no cuenta con algún tipo de seguro para atender sus padecimientos en Guatemala. Si a esto se combina la vulnerabilidad que crean las condiciones precarias de saneamiento y vivienda el problema es de magnitudes enormes en el País.
Construir un País importa tanto como iniciar una empresa propia. Una sociedad sana, libre y desarrollada en todos sentidos debiera ser una sociedad que gire alrededor de dos grandes prestadores de servicios públicos y universales: Educación y Salud. Así sucede en los países más desarrollados incluso aquellos con altos índices de “libertad económica”.

En este intento de Nación debemos empezar a cambiar nuestros paradigmas como ciudadanía y ver más allá de los modelos importados de Estados Unidos (Como el sistema de salud basado en el lucro). Probablemente podemos aprender del modelo Canadiense, Escandinavo, Británico e incluso Uruguayo, en donde la seguridad social es universal y pública. El mismo hospital donde atienden al primer ministro y al diputado es donde le atienden a usted, al dueño de la tienda de la esquina y a la persona que limpia los pisos en el supermercado.
Esta nota es una llamada de atención a las empresas privadas de seguros, para que revisen sus modelos de asignación de pagos en servicios de salud, porque el día que los usuarios empecemos a retirar nuestro dinero de sus aseguradoras, ese día colapsarán.
Colapsarán sin embargo, los poco éticos negocios y será el inicio de un nuevo modelo de servicios de salud que respondan a la garantía que el Estado tiene obligación de brindar a cada quien que pertenezca a esta Nación.

Como usuario que desconfío ahora de seguros el Roble, empiezo a pensar que es más barato ahorrar lo que me cuesta la prima de seguro mensual que dársela a ellos si no recibo al final del día, ningún beneficio a cambio, sobre todo, cuando se trata de mi salud, la de mis hijos y de mi familia.
Sugiero que usted también lo piense.

NI SALUD, NI SIEMPRE


Ni salud, ni siempre




ALERTA A LAS ASEGURADORAS: CON LA SALUD NO SE JUEGA NI SE LUCRA. Uds corren el riesgo de que los usuarios y usuarias de sus seguros retiren en bandada los pagos que al final del dia no proveen ni paz mental, ni servicios de salud siempre y se constituyen en una perdida e incluso un riesgo para los pacientes incautos. El modelo de seguro que ustedes manejan, en el que ponen todas las barreras posibles para no desmbolsar el dinero para atender a las personas que necesitamos salud, no hay doctores disponibles en las clínicas donde ustedes dicen que atienden a sus pacientes, tampoco hay disponibilidad de atención médica urgente por parte de Doctores en las clínicas, lo que obliga a usar los servicos de emergencia hospitalarios (por supuesto mas caros), hace verles irresponsables, proveyendo una estafa más que un negocio etico.


Me encuentro aun estableciéndome en Guatemala después de un viaje por tierra desde Victoria, Canadá, para poder pasar un año sabático en este país al que tanto extraño.
Uno de los servicios más importantes para mí y mi familia es contar con un seguro de salud, conociendo las precarias condiciones de los hospitales públicos, a diferencia de Canadá, donde enfermarse o tener un accidente no es motivo de preocupación en materia financiera para ningún residente.
Después de evaluar opciones, el Seguro privado que elegí fue uno que me prometía en su publicidad “Salud Siempre”. La experiencia que tuve fue bastante mala y por ello decidí cancelar el seguro a los 2 meses de haberlo contratado. No me arrepiento.
He aquí mi experiencia:
El Pasado 15 de septiembre tuve un episodio que nunca antes había padecido, pues se me cerraron las vías respiratorias en dos ocasiones. Hoy creo que es una reacción alérgica al smog y los cambios de clima de las ultimas semanas, combinadas con la fácil proliferación de bacterias y virus debido a las nulas políticas preventivas en este querido país. Con la confianza y tranquilidad mental que debiera darme un seguro de salud, acudí el domingo a la Emergencia del hospital para que me revisaran. El personal del hospital la paz en zona 14 fue muy atento y el servicio recibido fue de excelente calidad.

El problema surgió cuando la Doctora especialista ordenó mi hospitalización para realizar una serie de exámenes ya que tuve otro episodio asfixia estando en la emergencia, lo cual consideraron motivo suficiente para internarme.
Después de algunas horas ya en la habitación con administración de medicamentos y suero por Via Intravenosa recibo, a eso de las 10pm una llamada del departamento de cobros del Hospital. Me indica el personero que le informaban de la compañía aseguradora (EL Roble), que le habían informado que el seguro no cubriría ningún gasto a partir de mi ingreso al hospital. Ni los exámenes, ni los sueros, ni los medicamentos, ni los honorarios médicos ni los gastos de hospitalización incurridos. Yo tendría que pagar el 25% de los gastos de emergencia, pero el 100% de todo lo demás. Una cuenta que luego aprendí que ascendía a 2 veces más que el salario promedio mensual de una persona en Guatemala. Sin haber tenido ninguna intervención quirúrgica ni tratamiento mayor. El procedimiento incluyó un examen endoscopía nasal, necesario para diagnosticar las causas de la emergencia.
Ante mi sorpresa, le consulté al joven de cobros cual era el argumento por el cual denegaban el pago? El personero del hospital me explica que él no tiene mucho conocimiento pero que esa era la información proporcionada por la aseguradora. Además confiesa con pena que no es la primera vez que se colocaba “en medio del sándwich”, entre el paciente y la aseguradora. Responde que lo que le indicaron por correo es que para hacer efectivo el pago, debería haber esperado hasta 6 meses antes de ir a  la emergencia para gozar de esa cobertura, lo anterior debido a que según la aseguradora, sin ninguna evidencia y arbitrariamente decidió que mi condición es una consecuencia de una “condición preexistente”.(!) Claramente las clausulas del seguro indican que los exámenes están incluidos en la cobertura del seguro. Una endoscopía es una decisión de un médico competente para hacer un diagnóstico acertado, no la consecuencia de una condición pre-existente.

Es aquí donde el problema surge y donde lanzo una alerta sobre el riesgo vital que le pone a sus usuarios, clientes, por no decir seres humanos, la compañía aseguradora el Roble, en este particular caso.
Mi situación de salud no era producto de ninguna condición preexistente (lo cual lo evidenciamos varias semanas después) ni había ningún motivo en las cláusulas del contrato para negar el pago a los servicios necesarios para mi tratamiento en este caso, de urgencia.
Según el contrato del seguro “Salud Siempre”, una condición preexistente presume una enfermedad crónica, sin embargo, la definición de esa condición se toma a discreción del ejecutivo especializado en cobros que está detrás de una computadora trabajando para salvarle dinero a su patrono: la aseguradora, no a favor de la persona asegurada. Es ese burócrata quien decide arbitrariamente qué es una enfermedad crónica, qué exámenes, tratamientos y servicios deben pagarse y bajo ningún criterio médico decidir sobre la condición del paciente. Su criterio se basa más bien en el incentivo de la aseguradora de maximizar ganancias, más que la salud o incluso la vida de sus clientes.

En este contexto, desde una perspectiva exquisitamente cínica, la aseguradora, con tal de no pagar la cuenta del paciente, podría alegar que estar vivo puede ser una condición preexistente para cualquier enfermedad, emergencia o tratamiento. A ese colmo se llega cuando se deja al departamento de cobros decidir qué es y que no es una enfermedad preexistente que favorece a la empresa.

Quiero referirme - más que a la potencial estafa que vemos en las aseguradoras por ese poder de decidir arbitrariamente qué servicios pagar-, a los incentivos perversos que otorga un sistema que privilegia a las ganancias monetarias por sobre el objetivo de una población sana, viva y segura, por no decir, sin riesgos de morir por causas prevenibles y tratables.

El Estado tiene la obligación de garantizar la vida, la salud y el bienestar de la ciudadanía. La salud no es una mercancía, es probablemente la condición previa y también el derecho fundamental para garantizar el mínimo derecho humano que cualquier persona tiene: El derecho a vivir. Ese el motivo primordial de la existencia del Estado. Servir a la ciudadanía y procurar su vida y su bienestar. Esa es su razón de ser. Si el Estado, a través del sistema imperante y las instituciones creadas privilegia a las aseguradoras privadas brindándoles las posibilidades de lucrar con la salud e incluso la vida de las personas el Estado falla a un precepto constitucional y a su propia naturaleza de Ser.

Pretendemos vivir en un país Civilizado y Desarrollado en muchos sentidos, pero ¿Cómo podemos construir una sociedad civilizada y desarrollada si el fundamento de un sistema de seguro de salud, que es la confianza y la garantía de ser tratado e intervenido medicamente cuando se requiere, se ve vulnerada por las mismas empresas que ofrecen dichos servicios?
Pretender maximizar utilidades utilizando a la salud humana como mercancía es un negocio cuestionable, peligroso y despreciable, pues los incentivos para lucrar por mantener a un paciente enfermo van a reñir contra los incentivos para mantener a una sociedad viva, sana, libre de enfermedades y con sistemas de prevención establecidos.

El PNUD indica que el 73% de la población no cuenta con algún tipo de seguro para atender sus padecimientos en Guatemala. Si a esto se combina la vulnerabilidad que crean las condiciones precarias de saneamiento y vivienda el problema es de magnitudes enormes en el País.
Construir un País importa tanto como iniciar una empresa propia. Una sociedad sana, libre y desarrollada en todos sentidos debiera ser una sociedad que gire alrededor de dos grandes prestadores de servicios públicos y universales: Educación y Salud. Así sucede en los países más desarrollados incluso aquellos con altos índices de “libertad económica”.

En este intento de Nación debemos empezar a cambiar nuestros paradigmas como ciudadanía y ver más allá de los modelos importados de Estados Unidos (Como el sistema de salud basado en el lucro). Probablemente podemos aprender del modelo Canadiense, Escandinavo, Británico e incluso Uruguayo, en donde la seguridad social es universal y pública. El mismo hospital donde atienden al primer ministro y al diputado es donde le atienden a usted, al dueño de la tienda de la esquina y a la persona que limpia los pisos en el supermercado.
Esta nota es una llamada de atención a las empresas privadas de seguros, para que revisen sus modelos de asignación de pagos en servicios de salud, porque el día que los usuarios empecemos a retirar nuestro dinero de sus aseguradoras, ese día colapsarán.
Colapsarán sin embargo, los poco éticos negocios y será el inicio de un nuevo modelo de servicios de salud que respondan a la garantía que el Estado tiene obligación de brindar a cada quien que pertenezca a esta Nación.

Como usuario que desconfío ahora de seguros el Roble, empiezo a pensar que es más barato ahorrar lo que me cuesta la prima de seguro mensual que dársela a ellos si no recibo al final del día, ningún beneficio a cambio, sobre todo, cuando se trata de mi salud, la de mis hijos y de mi familia.
Sugiero que usted también lo piense.

Blog Archive