Thursday 5 January 2012


La comparsa del tonto
Samuel Perez Attias enero 2012

Los dos argumentos utilizados para defender la tenencia, portacion y uso de armas son, a) que no existe evidencia suficiente que indique que la prohibición de armas reduzca la violencia. (falso argumento, pues reducir la violencia es otro concepto), sin embargo, las muertes por armas de fuego si disminuyen, las muertes y heridas por balas perdidas y de personas inocentes que estando en el lugar y tiempo de una balacera tautológicamente se erradicarán.
Los estudios que existen sobre la legalidad de la portacion de armas y disminución de delincuencia o muertes por armas comprenden ademas países y realidades distintas a las de Guatemala por lo que son difícilmente comparables. Es decir, sistemas de justicia en canadá o países europeos son distintos a los de Guatemala. Más aún, donde el poder está concentrado en un minima parte de la poblacion y donde los indices de pobreza absoluta, exclusión y desigualdad son abismalmente diferentes los estudios pierden grados de objetividad para ser comparados. Existen sin embargo, estudios que presentan realidades más cercanas a Guatemala, como el problema de las armas de fuego en Latinoamérica  http://www.app.org.ar/media/investigacion.pdf , o el de Cukier, 2002, que sugieren necesario avanzar más en políticas de control de armas, ya que la proliferación y el acceso a dichas armas es un factor que facilita y agrava los hechos de violencia.
El segundo argumento es aquél que dice que las armas no son el problema, sino quien aprieta el gatillo. Argumento válido pero poco sustentado cuando se habla de armas de fuego. Se dice que si se prohibieran las armas se debiera prohibir los cuchillos, las navajas, los celulares o cómicamente hasta las tortillas tiesas. Sin embargo, cuantas personas estarían dispuestas a abrir la ventana de su auto al ser amenazadas por un delincuente usando un cuchillo de cocina?
La historia de las armas se basa en el salvajismo de la humanidad y los conflictos que por no poder o querer ser resueltos por la vía legal o pacífica, como seres inteligentes y racionales, no digamos civilizados debieran dirimir, utilizan las armas en su lugar.
No es de sorprenderse que quienes promueven el uso de armas tienen intereses en la industria, y no es para menos. Según el estudio de PNUD[1] los gastos de seguridad privada relacionados con la violencia en el 2005 representó más de 377 millones de dólares en dicho año.
En el resto del mundo, las guerras son el mejor negocio. En Guatemala, se vive un Estado de guerra de facto, individualizada y privatizada por el hecho de la emancipación individual. Ergo, la sostenibilidad y mantención de los conflictos privados solucionados violentamente y con armas son un negocio jugosamente rentable. Lo paradójico es que mientras más violencia y delincuencia exista, mientras menos funcional sea el sistema de seguridad pública, mientras menos pronta y eficiente sea la justicia, y mientras más se mantengan las causas de la violencia y delincuencia ocasionada por armas de fuego, más demanda de servicios privados de seguridad habrán. Es decir, el mercado de millones de dólares que equivale a  se mantiene pujante y creciendo. Qué incentivos existen entonces para solventar las causas de la violencia e inseguridad en Guatemala? Ninguno. Todo lo contrario, mientras más se mantenga, más ganancias a ese reducido grupo de empresarios relacionados con dicha industria, que  por supuesto  pueden darse el lujo de vivir sin los mismos temores que el resto. Una sociedad en paz no demandará armas de la misma forma ni gastará tantos millones en sistemas de seguridad privada, se termina la demanda, se termina el negocio. Lo más penoso es que muchas personas que no se benefician de dicha industria y que probablemente no utilizarán un arma en su vida, incluso encontrándose en una situación en la que debieran utilizarse según la publicidad, bailan ingenuamente la comparsa de los tontos, al apoyar los argumentos de quienes sí tienen intereses económicos en promover su consumo y ayudan a mantener el ambiente de zozobra, temor e inseguridad permanente en el país, viendo por consiguiente como “enemigos” a la mejora en el sistema de justicia e incluso la paz social. 
La violencia se debe intervenir integralmente, y el control de armas debe ser parte de la estrategia. Propuestas como el alcalde de Bogotá, de prohibir la portación de armas en diferentes situaciones y lugares, o la medida tomada en Morelos de despistolizacíon en algunas regiones, son medidas que deben estar en la agenda de seguridad del país.
El otro día estaba viendo una caricatura con mi hijo Diego y cuando vio a un personaje perseguir a un supuesto maleante con un arma me preguntó: Papá, qué es eso que lleva en la mano?... Despues de reflexionar, pues a mi hijo nunca le hemos comprado un arma y en esta sociedad pacífica nadie las utiliza me quedé pensando… cómo le explico a mi hijo eso? Apagamos la TV y tuvimos una pequeña conversación sobre los conflictos, sobre la forma de resolverlos y la estupidez de la caricatura de buscar soluciones a traves de las armas. Si queremos cambiar el mundo, cómo le respondería usted a su hijo esa pregunta?




Link sobre comparacion de leyes en países de America, sobre el uso y tenencia de armas.

1 comment:

Anonymous said...

Si publicaste esta columna en algún periódico guatemalteco, te felicito. Justo esos argumentos, el del derecho a la defensa propia al estilo de la NAF o el de la inofensividad de los objetos es la que suelen usar los amigos de las armas. Pero por lo que decís sobre la experiencia con tu hijo, parece que vivís fuera de Guatemala. Eso explica tu tolerancia y apertura de mente :)

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