Sunday 1 February 2009

Del Homo Economicus a Homo Eticus

Lic. Abraham Samuel Perez / samperez@url.edu.gt
El principio de racionalidad económica argumenta que los seres humanos basan la toma de sus decisiones en función de costos y beneficios. Los costos se minimizan y los beneficios se maximizan en cualquier acción que emprendan. Y mire usted si no es así. Al utilizar su tiempo, usted pensará en maximizar su bienestar y minimizar sus costos. El beneficio neto que ud. Considera al leer esta columna desde su título pesa mas que el costo de dejar de hacerlo, de lo contrario ya lo hubiera dejado de hacer. Sin embargo usted considera que algo bueno le dejará haberla leído en su totalidad. Bajo esa medida es que funciona nuestro paradigma como seres humanos racionales.
Al escuchar hace una semana en Canadá una ponencia académica sobre los nuevos retos de la humanidad en los países desarrollados, quise traer a la reflexión algunos puntos que me llamaron la atención. Uno de los primeros es la exposición de un nuevo paradigma: La economía basada en valores. Literatura ha surgido sobre este tema. Autores como Riane Eisler en: “The real Wealth of Nations” o Jerry Evensky en su “Filosofía Moral de A. Smith”, mencionan el descuido de la economía en factores fundamentales de este nuevo siglo como el papel de la equidad de género en la economía o el factor cultural y humano de las empresas, respectivamente.
El Ser humano y algunas sociedades han llegado al estadio en que las necesidades básicas están satisfechas, y aún muchas de las necesidades secundarias e incluso suntuarias. Eso ha convertido a algunas personas en seres “más humanos”, más conscientes de su realidad. En otras palabras, “más evolucionados”.
Si los valores de una sociedad son el bienestar social, la protección ambiental y la preocupación de los recursos en el futuro, el altruismo tiene sentido, pues llena otra de las necesidades del ser humano aprehendidas en el medio social donde se desenvuelve y adoptadas como valores propios como individuos. El nuevo planteamiento involucra tomar decisiones económicas en función de los valores individuales y sociales. Es decir, invertir en una actividad económica que aunque no esté regulada por las leyes del mercado o las leyes positivas del país, se pueda autorregular por los propios valores del oferente. A veces nos preguntamos si esto no es también lo que sucede en países donde los valores aprehendidos y adoptados riñen con el bienestar individual o social.
Producir bienes y servicios sin causar externalidades negativas, aunque esto represente altos costos a la producción sería absurdo bajo el principio de racionalidad economica. En un libre mercado, el oferente saldrá perdiendo financieramente. Pero si los otros oferentes basan su decisión de suplir el mercado, así como los consumidores del bien producido, también en los valores sociales compartidos, se rompería el problema de los costos ambientales y las externalidades negativas. Decisiones económicas basadas en la ética y no en la utilidad inmediata. En una frase: Principios éticos en el actuar económico. Una propuesta tan “descabellada” como plantear que la tierra es redonda o que los planetas giran alrededor del sol. Una propuesta naciente en estos países llamados “desarrollados”.
Una propuesta que nos arrincona filosóficamente a pensar. Mientras en Guatemala aún estamos discutiendo si son 6 u 8 de 10 quienes viven en situación de pobreza, en otras latitudes la discusión está en evaluar si el ser humano ha evolucionado… de “homo-economicus” a “homo-eticus”.

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