Wednesday 29 July 2015

CORRUPCÍON, INTOLERANCIA, INDIGNACIÓN

“...Desde el punto de vista penal, la ley guatemalteca prevé una pena de prisión de uno a seis años y una multa de cincuenta mil a setecientos cincuenta mil quetzales por violación al derecho de autor y derechos conexos. “  (Ley de derechos de Autor y conexos, citada en Observatorio mundial de la lucha contra la piratería, UNESCO)
 es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar). La corrupción también es la práctica que consiste en hacer abuso de poder, de funciones o de medios para sacar un provecho económico o de otra índole. Corrupción es también la acción o inacción de una o varias personas que al manipular los medios de un sistema, en beneficio propio o gremial, tergiversan los fines del mismo en perjuicio del conjunto de la población, para, por y a través de los cuales el sistema fue creado para servir y beneficiar. (Organización Civica No Alineada, 2012)

 La corrupción se manifiesta en muchos aspectos y circunstancias. Plagiar un texto es, además de una falta a la ética profesional, un delito. Un robo a la propiedad intelectual. Es, en consecuencia,  también un acto que pervierte, deprava y daña; una acción que manipula algo creado para el beneficio personal  (obtener su título de Doctorado) en prejuicio de un tercero, en este caso, de los/as autores del texto plagiado y de irrespeto a la ley. Las violaciones al derecho de Autor que Manuel Baldizon, (candidato presidencial, y político guatemalteco) ha hecho, son por lo tanto un acto de corrupción, falta a la ética profesional y un delito.

Si la investigación sobre el plagio o violación de derechos de autor de su tesis doctoral es cierta, los guatemaltecos debemos reflexionar y mostrar postura ante el hecho.

No es aceptable ni tolerable bajo ninguna circunstancia, que una persona, mucho menos un candidato presidencial (o a cualquier cargo público), sobre todo quien aparenta llevar ventaja en las encuestas en intención de voto, descaradamente y reiteradamente evidencie prácticas de corrupción como las que ha evidenciado este personaje a través de la violación al derecho de Autor. Si en realidad queremos cambiar GUATEMALA es momento de ser intolerantes ante este hecho. Ser intolerantes con la mediocridad, con la arrogancia, con el abuso de poder, y por supuesto con la corrupción significa entre otras cosas, rechazar pública y privadamente estas acciones.

La tentación a corromperse esta presente todos los días en diferentes situaciones incluso triviales. La trivialidad radica en el impacto. Si es hacia nosotros o hasta donde afecta a otros/as, al entorno y al bienestar social. El hecho de plagiar una gran proporción de una tesis académica o un libro debe ser repudiado y llevado hasta las últimas consecuencias legales, pero también debe mover al rechazo social y sus consecuentes efectos, sobre todo en el contexto politico. Un requisito implícito para optar a un cargo publico como la presidencia del pais debiera ser el apego a la Ley y la ética profesional. El cargo de presidente debiera ser un honor.  Aquí la honorabilidad se ha roto.

Una disculpa es aceptada si se reconoce un error o no intencionalidad en el acto de quien lo comete concediendo, con compasión, el beneficio de la duda, pues todos somos sujetos a errar. Sin embargo, cuando el acto es sistemático  y premeditado estamos hablando ya no de un error, sino de una persona corrupta o que tiende a corromperse. Aceptar y tolerar estos actos es por demás fatuo y dice mucho de quienes somos.
Vale al final de esta reflexión, también mencionar que Manuel Baldizon no es el único. Corruptos son también los alumnos que copian en los exámenes y los profesores complacientes, corruptos somos si compramos facturas para evadir impuestos, corruptos somos todos/as si damos mordida en la aduana o al policía que nos para por conducir borrachos.

En Canadá, algunas instituciones que ayudan a prevenir y atacar la corrupción en ciertos niveles son los Colegios de Profesionales o Asociaciones Científicas. Uno de los últimos bastiones de la objetividad y el prestigio académico. Valioso en un sistema que premia el credencialismo profesional.  Y lo ilustro de la siguiente forma: Si una persona que trabaja en el gobierno o es adjudicada privadamente para ejecutar una obra, un estudio ambiental o una evaluación profesional, muestra negligencia o corrupcion en su actuar, es inmediatamente sometida al tribunal de honor de dicha asociación corriendo el riesgo de –de demostrarse la falta-, perder sus credenciales profesionales y ser inhabilitado/a para ejercer su profesión.  Por ejemplo, que después de construida una carretera se demuestra que esta no cumple con las normas de seguridad establecidas en los planos, de eficiencia o de sostenibilidad mínimas acordadas por el gremio científico, la persona responsable de la construcción y decisión política de tal obra y de erogar dichos fondos será sometida al tribunal de honor del colegio o la Asociación con el riesgo de que su derecho a ejercer profesionalmente sea retirado. Un castigo que incentiva no solo a la excelencia sino la ética profesional.

Los Colegios Profesionales, que para muchos son percibidos como entes ineficientes y sin objetivos concretos que beneficien a la sociedad, deben cuanto antes redefinir su función social y tomar la responsabilidad que la población delega en ellos.

El pueblo (ud y yo) tiene por ahora, la tarea de indignarse y rechazar entre sus círculos de influencia, los actos de corrupción del candidato Manuel Baldizon.

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