Saturday 22 June 2013

DIVERSIDAD Y DERECHOS

Lo confieso. Nunca me he sentido atraido por personas de mi mismo sexo.
De hecho, la idea me parece rara, poco placentera. Es así como pienso. Es talvez un sentimiento similar a pensar en sentirme atraido sexualmente por mi hermana o mi mamá. No me parece algo agradable. Es un sentimiento extraño. Mi cabeza y mi cuerpo no lo consideran sexualmente apetecible.

Mi masculinidad ademas de biologica es adquirida. Consciente o inconscientemente practico de alguna forma lo que el script social pregona que “los hombres debemos hacer”, pero también tengo una fuerte dosis de androgenos heredados en mi naturaleza, que aunque quisiera, no puedo evitar tener.
El tema del sexo es personal, pero no por eso debemos dejar de hablar de el. Máxime cuando esas decisiones individuales son reguladas por el contexto social, legal y político. Sin embargo aún es controversial y para muchas personas incómodo abordarlo.

Asi las cosas, cuando de sexo se trata, me atrae y me excita el sexo con mujeres.  Desde mi adolescencia me han atraido mucho las mujeres de ascendencia latina y más aún si tienen rasgos físicos orientales o del medio oriente. En cuanto a su características físicas, me encanta la piel morena y los ojos oscuros que reflejen sinceridad, las pecas en los hombros y espalda y me atraen sexualmente los pechos de una mujer. Pienso además que una mujer saludable es una mujer sensual y atractiva. Considero a una pareja idónea a una mujer libre en su pensar y su actuar. Sin embargo también la mirada, el carácter y las dotes de artista son detonadores para enamorarme, lo cual es más allá de la atracción puramente física. Considero que he tenido una vida sexual activa y bastante placentera y hasta donde sé, las mujeres con las que me he relacionado sexualmente han también disfrutado de nuestras experiencias.

Hoy por hoy me excita y me encanta tener sexo con mi esposa a quien considero sumamente atractiva según mi criterio y preferencia sexual, ademas de inteligente, creativa, de caracter jovial y agradable y otros atributos que me hacen admirarla y por consiguiente, según mis parámetros, enamorarme constantemente de ella. A veces también me pasa por la cabeza experimentar sexualmente tener aventuras esporádicas con desconocidas en lugares poco comunes, hasta públicos. No me considero anormal por tener esos deseos. Al contrario, creo que eso me hace estar un poco dentro de lo que se reconoce como la “norma” o ‘lo normal’ en muchos contextos sociales . El ethos en una gran parte de Latinoamérica sobre todo, sigue premiando a los hombres, heterosexuales, activos... promiscuos.

Sin embargo, a veces me pregunto, como se sentirá alguien que no está dentro de ese comun de personas. Es decir, alguien que no pertence a la norma… - alguien a-normal -  por el hecho de tener una preferencia distinta a la mia y “a la de la mayoria”, distinta a la que la religión dominante establece como la “no pecaminosa” y diferente a la que el ethos considera lo biológicamente “natural”, lo esperado, lo aceptado.
Cabe aquí cualquier persona que por mutuo consentimiento desea establecer una relación sexual distinta a la "norma" siempre y cuando no dañe a otras personas ni a las personas involucradas, que voluntariamente y en un plano de madurez, desean ejercer su libertad de desarrollar su vida sexual como les plazca.  Pueden ser lesbianas, bisexuales, transexuales, etc. Son personas que trabajan, que estudian, que tienen empresas, que ejercen cargos publicos, son deportistas, campesinos, doctoras, artistas... que tengan su particular preferencia sexual, no los hace menos ni más que nadie.

Pero esa persona, que puede o no ser una minoria, debe vivir con temor a ser agredido/a, ofendido/a, y peor aun, ve, en pleno sigloXXI limitados sus derechos como Ser Humano... El derecho a enamorarse, a casarse y establecer un contrato legal de bienes, a tener hijos y procrearlos no existe. Es discriminado/a y estigmatizado/a. En fin, sufrirá porque durante su vida tendra que ocultar lo que siente o vivir incluso perseguida y con riesgo a su integridad ser vulnerada, por un motivo que incluso desconoce desde sus orígenes. ¿Será biológico? ¿Será psicológico? ¿Será social? ¿Será normal? ¿Será anormal?

Honestamente no soy un conocedor científico del tema, y podría irrresponsablemente especular de acuerdo a mis creencias, dogmas, educación o pre-juicios. Pero si algo puedo decir con convicción es que ninguna persona que no hace daño a otros-as, tiene, en este momento de la historia de la humanidad, porqué vivir escondiéndose, tratando de negar su identidad como quiera definirse y-o sufriendo por no ser "igual a todo el mundo", es decir, por ser A-normal.

Se me hace como aquellos tiempos en que una persona enana, una mujer con vellos en la cara o una persona muy gorda era sometida al ridículo y expuesta en circos y ferias por ser A-normal. Vaya ahora a cualquier parque de diversiones en los Estados Unidos y verá que ahora las personas gordas no son parte del espectáculo sino que es la norma entre quienes visitan.

El tema es talvez la frontera que más tabú crea en una población que se dice educada, madura y "evolucionada". Ojalá la humanidad pensara en debatir mas abiertamente el porqué nos limitamos tanto de ese placer y damos por hecho que el sexo debe ser exclusivamente para reproducirnos -y si hay orgasmos en el camino que bueno, y si no, pues que lastima-. Algunas mujeres (y hombres) viven frustradas con sus parejas pues no obtienen ni un mínmo de satisfacción que el cuerpo y la psique son capaces de producir en cada encuentro sexual y encima, por dogmas, creencias o un ethos conservador en la sociedad están encandenas a un contrato religioso y familiar y un estigma social si se rompe, sufriendo por la vida y de por vida, sin sexo placentero, sin saber que es un orgasmo o un masaje erotico que llene los 5 sentidos y la psique, o en definitiva, sin experimentar una de las experiencas mas sublimes y agradables que física, psicológica y emocionalmente el ser humano experimenta durante su adultez.

El sexo no es pecado. Hablar de sexo no es pecado. Y debatir abiertamente sobre las diferencias en cuanto a los gustos, preferencias y los hoy estigmas creados respecto al sexo, para comprender mejor a quien no tiene las mismas preferencias que uno, no es pecado. Es, en todo caso, irracional, poco inteligente e ingenuo callar esa conversación.

Considero mas aberrante la violencia.  El que un conyuge agreda al otro/a fisica, psicológica o verbalmente. Que un padre o madre le pegue a sus hijos. Que se mienta o se oculten verdades y luego se salude hipócritamente. Que se castre la libertad de Ser de los hijos, que se oprima psicológicamente a cualquier miembro de la familia. Considero más aberrante que se defienda la libertad de "portar armas" (artefactos que son producidos exclusivamente apra agredir o matar) y no se aborde con el mismo argumento, la libertad de cada quien de hacer con su vida sexual lo que desee.

 No se necesita ser mujer para apoyar los derechos de las mujeres. Así tampoco se necesitaba ser afrodescendiente en los años 50 para apoyar los derechos de los afrodescendientes en EUA cuando estos no contaban con los mismos derechos que el resto, ni se necesita ser Ixil para apoyar los derechos de dicha etnia al demostrarse que a pesar de las masacres perpetradas a sus pares no se ha hecho justicia, o no se necesitaba ser Judío para haber apoyado el sagrado derecho a la vida, a la libertad de creencia y a la integridad de los judíos cuando el régimen Nazi los quiso eliminar y les suprimió sus derechos como personas, convirtiendoles, según la propaganda y la idelogía Nazi, en peor que objetos. Los derechos que esos grupos humanos hoy tienen -desde votar, expresarse hasta incluso el derecho a vivir- han sido adquiridos politicamente después de haber sufrido discriminaciones y se han logrado por el apoyo de quienes ya gozaban de derechos sin pertenecer a dichos grupos. Es decir movimientos a favor de mujeres apoyados por hombres, a favor de personas negras a apoyados por personas blancas, mayas apoyado-as por ladinos-as, criollos y extranjeros, judíos y judías apoyados por cristianos-as, budistas e incluso ateos-as.

Si lo anterior es cierto, tampoco se necesita ser lesbiana, transexual, homosexual o bisexual para apoyar los derechos que como Seres Humanos merecen también ellos y ellas como cualquier persona. Como usted o yo, que sí somos parte de la "norma", o sea "normales". 
Al final, cada persona debe tener los mismos derechos que cualquier otra persona y nadie gozar con "más o menos" derechos, con más o menos privilegios otorgados legal o políticamente, que ninguna otra persona por estigmas sociales, religiosos o políticos. Peor aun, por ejercer su libertad de escogencia, o por azares del destino que no estaba en sus manos escoger. Su pertenencia etnica, su color de piel, su preferencia sexual, su genero.
Si ud es hombre, defender los derechos de la mujer no lo convierten en mujer. Si ud es Catolico, defender a los derechos de los judios o de los musulmanes no le convierten en judio o musulman. Si usted es heterosexual, defender los derechos de lesbianas, transexuales, bisexuales y homosexuales no le convierten a usted en lesbiana, transexual, bisexual u homosexual.

Con querer negar que existan personas diferentes a nosotros no construimos una sociedad sana, mas bien creamos una fachada hipócrita de presión social que al final revienta en violencia y consecuencias indeseables. 
"Vive, deja vivir y lucha por que exista equidad y nadie sea menos que nadie, mucho menos por decreto" diría el sentido común. 
Quien se sienta agredido-a porque otras personas tengan preferencias sexuales distintas a las propias, o costumbres culturales distintas, o color de piel distinto, o practique una religión distinta a la propia debiera revisar si no le mueve más el temor infundado, los dogmas adquiridos, o incluso a probablemente descubrir que su fanatismo es precisamente el salvaguarda que acomoda no reconocer que lo que acusa puede estar en el o ella misma... más que el sentido común. 

Algo de lo que talvez más valoro porque me costó aprender, pero que he aprendido en mi experienca en Canadá y el lugar donde me desempeño profesionalmente es a reconocer las diferencias y a que nadie es más que nadie en ningún lugar del mundo. Por lo tanto, nadie tiene más derechos que nadie. También aprendí que las diferencias no se estigmatizan ni se señalan, sino se comprenden y si no se comparten ni se celebran, por lo menos se respetan, porque si alguien es diferente a usted es porque usted también es diferente a esa persona. Avancemos como especie y hablemos, discutamos, peleémonos intelectualmente y encontremos puntos en común, pero no juzguemos basados en dogmas. En estos tiempos y en una gran parte de la población que tuvo acceso a educación superior, no se vale callar.

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