En el mundo postmoderno el espectro económico ha empujado el centro un tanto hacia la derecha; el comunismo “aplicado” no pudo funcionar en el contexto que le tocó nacer. El mundo se debate hoy entre varias dinámicas izquierdas y una conservadora derecha. Una izquierda moderna ya no es más “comunista” en su pura concepción. Esa nueva izquierda reconoce el valor de la creación de bienestar en un contexto de competencia y productividad pero sin obviar la equidad y considera a las empresas como el oxígeno y el fundamento que crea riqueza en una economía, ve el sistema de producción y distribución de recursos positivamente por medio de los mercados y reconoce la ventajas de la eficiencia económica. La diferencia con la derecha conservadora es que la agenda económica de esa izquierda moderna se preocupa en corregir los fallos del mercado de tal forma que sea el sistema el que sirva al individuo y no al contrario. La carencia de la inversión privada en los bienes y servicios que por su misma naturaleza no proporcionan retornos a la inversión o que producen externalidades positivas, como la educación integral, la salud, el arte, la cultura, el uso sostenible de los recursos naturales, la protección de los ecosistemas y del ambiente natural, social y cultural, los espacios públicos urbanos, y otros bienes y servicios intangibles deben ser abordados por un estamento distinto a la empresa privada cuyo objetivo principal es la obtención de utilidades monetarias. Actualmente se reconoce al Gobierno en un rol activo como el suplidor de dichos bienes y servicios, aunque el papel de éste es garantizar la provisión de los mismos, lo cual puede conllevar a otras formas de organización política, jurídica y social para alcanzar los objetivos de bienestar que se buscan. Este último concepto, el de Bienestar es otro tema polémico en el siglo XXI. La discusión del concepto de bienestar individual versus el de bienestar social conducen al resurgimiento de algunas propuestas económicas que para algunos se consideraban caducas en la historia humana. Entre los paradigmas de desarrollo y bienestar se debate entre la productividad versus la equidad y los grises entre dichos extremos. Los problemas sociales y ambientales como consecuencia de las imperfecciones del mercado y la evidente insostenibilidad del sistema actual obligan a relanzar una agenda económica basada en el desarrollo humano en lugar de la producción ilimitada de bienes y servicios indiscriminadamente sin reparar en los efectos al entorno.
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