Es incongruente que cuando triunfa Arjona nos llenamos de orgullo y gritamos a los vientos que Guatemala lo procreo pero cuando matan a Cabral negamos la vergüenza y no asumimos nuestra corresponsabilidad procurando negar los hechos. Aquí nacio Arjona y aquí murio Cabral. Nos guste o no, es la verdad.
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